Introducción
El pasaje “ancla” que nos ayuda para dar sentido y contexto a esta nueva cláusula de la vida de fe se encuentra en el inicio de este capítulo.
Mateo 6: 1, nos dice: «Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos».
Dentro del sermón del monte Jesús agrega una cláusula muy importante: «guárdate de hacer tu justicia delante de los hombres».
«La vida cristiana, como su expresión, tiene como virtud intrínseca la humildad. No pretende ser una fe que se caracteriza por publicar todo lo que hace porque su fin no es la gloria de los hombres sino la gloria de Dios»
Es en esta declaración que el Señor Jesús anclará los mensajes de la limosna, de la oración y del ayuno. Estas son prácticas piadosas que perfectamente se pueden realizar en privado; que de hecho, para que las personas sepan de ellas, se debe hacer el ejercicio o la premeditación de hacerlas públicas.
6: 5.
«Cuando ores». Interesante que el Señor Jesús daba por hecho que las personas tenían tiempos de oración. De hecho, los judíos oraban por lo menos tres veces al día. Jesús no estaba dando una lección acerca de orar sino de cómo orar.
El Señor Jesús, para enseñarnos el cómo orar, comienza mostrándonos el:
Cómo No orar.
«No seáis» este es un verbo del tiempo futuro, que se puede traducir “no seréis”, pero lleva la fuerza de un imperativo, de una orden. El Señor no tenía que mandarles a orar pero tuvo que mandarles a no orar como los hipócritas.
«como los hipócritas»
¿Qué es un hipócrita?
(griego. JUPO (debajo, o secreto) KRITES O KRINO (juzgar) ). Literal, fingir ser lo que no se es. Originalmente la idea era responder sobre un palco, interpretar un papel, actuar. En el Nuevo Testamento, intentar engañar a los otros.
Según la definición de diccionario. Alguien que simula lo que no es. La característica principal es la falta de autenticidad y la simulación de virtudes o sentimientos que no son genuinos. En estas personas existe una discrepancia de cómo vive su vida de fe en lo público, y como vive su vida de fe en lo privado.
¿Cómo era la oración de un hipócrita? No sabemos; podría sonar la oración de un hipócrita, tan sincera como la oración sincera de uno que no es un hipócrita. La pregunta, entonces, no es cómo es la oración de un hipócrita sino cuál es su motivación.
«Para ser vistos de los hombres».
Este es el punto de todo lo dicho antes. No significa que no hagamos oraciones públicas de vez en cuando. No significa que no podamos orar en el templo si el pastor o el director me lo pide. De lo que debemos protegernos es de que nuestro corazón se incline al deseo de ser vistos de los hombres.
El Señor de forma muy caricaturesca, describe aquellos que aman que las personas los vean. Buscan puntos de aglomeración.
Las sinagogas. Lugares donde se reúnen muchas personas.
Las calles. Literal, lugar ancho y espacioso. De esta palabra se deriva nuestra palabra “platea”. Ellos hacían de las calles y las sinagogas sus teatros, sus escenarios (Comentario Bíblico Mundo Hispano).
¿Cuál es la recompensa que este tipo de personas busca?
El ser visto de los hombres. Que las personas puedan apreciar su teatro, su actuación. Aman esto; tal cual un actor ama los aplausos, así ellos aman que las personas los sigan y los reconozcan.
Vs 6.
Como orar.
Esta debe ser tu práctica habitual, la forma en que tú vives la vida de oración.
En secreto. Este fue el mismo sentido en que el Señor señaló la forma de dar limosna. Vs 3: «no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto;».
Recuerda.
- Tu Padre está en lo secreto.
- Tu Padre ve en lo secreto.
- Tu Padre recompensará en público (significa en realidad que te dará lo que pidas, no importando que esto haya sido pedido en lo más íntimo de tu habitación, no necesariamente que serán respuestas que todos las verán).
Procura que el desarrollo de tu vida de oración no esté motivado por los aplausos o por la mirada de otros. Cuida que tu mayor motivación sea pasar tiempo de calidad con tu Señor.
Vs 7, 8.
Tres acotaciones importantes:
- Jesús no prohíbe con esto repetir una oración. Jesús mismo, en el huerto de Getsemaní, repitió tres veces una oración. Jesús alaba la oración perseverante, por ejemplo de la viuda frente al juez injusto.
- Lo que Jesús está diciendo es que no debemos usar vanas repeticiones. Es decir, tomar las palabras que otros han usado pensando que estas tendrán mayor aceptación delante de Dios o que suenan más espirituales que las tuyas. Todo lo que no es tuyo, todo lo que no viene de tu propia mente y corazón es considerado para Dios vana palabrería, porque no son tus palabras, estas fingiendo a través de las palabras de otro.
- El hecho de que nuestro Padre celestial sabe todo lo que necesitamos antes de que se lo pidamos no significa que no debemos expresar nuestras necesidades. Por el contrario, el hecho de que oramos a un Dios que ya sabe todo, debe ser una fuerte motivación para orar más frecuentemente y con más confianza.
Como dice el Comentario Bíblico Mundo Hispano: “La vana repetición es innecesaria y la razón es que oramos a un Dios que ya sabe todo y que está predispuesto a oírnos y socorrernos”.
El versículo 8 nos motiva a ser sinceros con Dios, trasparentes. Que con nuestra forma de ser y de ver podamos hablar con Dios, al fin y al cabo, él ya sabe lo que estamos necesitando. No necesitamos usar palabras prestadas, solo las nuestras y con toda sinceridad.
Ahora el Señor entrega a los oyentes lo que se ha conocido ya por muchos años la oración modelo. (vs 9 – 15)
La oración modelo no pretende ser un rezo, o vana palabrería. Lucas indica que Jesús entregó la oración modelo cuando los discípulos le pidieron: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos» (Lucas 11: 1). Por lo tanto, la oración modelo más que una repetición es un instructivo que resalta los elementos que la oración debe contener.
Jesús destaca siete elementos necesarios en la oración.
Vs 9 – 13.
Confianza. «Padre nuestro que estás en los cielos».
Padre nuestro indica la relación filial que tenemos con Dios por medio de su Hijo, nuestro señor Jesucristo. Los judíos en el A.T conocían a Dios como Padre (Deuteronomio 32: 6; Salmos 103: 13; Isaías 63: 16), pero nunca en el sentido íntimo, personal como si lo podemos conocer ahora a través de Jesucristo.
«Que estás en los cielos» nos recuerda el tremendo privilegio que tenemos de que, a pesar de que Él es quien gobierna todo, que tiene toda autoridad y control, Él es cercano a nosotros.
Podemos hablarle a nuestro Padre con suma confianza porque de él viene todo, él tiene control de todo, él gobierna todo, él está a cargo de todo. (Hebreos 4: 16).
Reverencia. «Santificado sea tu nombre». Esto equilibra nuestra confianza con nuestro respeto. Que tengamos confianza en Dios no nos autoriza para tratar a Dios como a mí se me plazca, o invocar su nombre de forma irreverente. “el flaco, o el viejo de arriba, o cualquier apelativo que rebaje su nombre es un trato ofensivo hacia la persona de Dios”. Confianza no es lo mismo que falta de respeto.
Sometimiento. «Venga tu reino, hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra». El súbdito del rey debe presentarse a Él cada día, someterse a él y prometerle obediencia en llevar a cabo su santa voluntad hasta que él venga. En esta forma demostramos el anhelo que tenemos de que su reino llegue y se establezca, así como está establecido en los cielos. Mientras el rey venga, nosotros, en anticipación de su autoridad, nos sometemos a él. Lo reconocemos como nuestro rey.
Dependencia. «El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy». Esta frase demuestra total dependencia de que será Dios quien proveerá nuestras necesidades personales. Por supuesto que nos sometemos a Dios primeramente y es en ese espíritu que le pedimos las cosas necesarias para llevar a cabo su voluntad. El pan representa todas nuestras necesidades materiales: comida, ropa, techo y otros.
Interesante la frase: «el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy» no es afán, es dependencia, como dice el Comentario Bíblico del Mundo Hispano: No hay conflicto entre este pasaje y el 6: 34 «no es afanéis por el día de mañana», pues la manera para evitar la ansiedad por el día de mañana es justamente encomendar nuestras necesidades a Dios hoy (Filipenses 4: 6)
Perdón. «Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores». Ninguna oración es completa sin este elemento. Acá deuda tiene que ver con lo que nosotros debemos a otros. Pero el concepto es pecados, lo que nosotros hemos pecados en contra de otros. (Lucas 11: 4, que es un pasaje paralelo, dice: «Y perdónanos nuestros pecados»).
Note: «Como también nosotros perdonamos a nuestros deudores» a quienes nos deben o han pecado en contra de nosotros. El texto indica que antes de pedir perdón, ya hemos perdonado a nuestros deudores. En otras palabras: “Así como yo perdoné a quienes pecaron contra mí, te pido que me perdones”. El verbo “perdonamos en un pretérito indefinido, indicando acción ya realizada” (Comentario Bíblico Mundo Hispano).
Notemos la ampliación de este tema en los versos 14 y 15.
Aquí el señor Jesús usa el término “Ofensas”. Antes usó la palabra “deuda” que se traduce pecado, pero ahora usa “ofensa” que se puede traducir como erro, transgresión, falta, delito. La idea son transgresiones u ofensas cometidas por ignorancia o por descuido.
No siempre el daño que las personas nos ocasiones serán cuestión de mala intención. A veces también será por ignorar una situación o por torpeza de parte de la persona. Tanto si alguien peca desconsideradamente como si alguien lo hiciera por ignorancia, nuestra responsabilidad delante de Dios es perdonar al ofensor.
Humildad. «No nos metas en tentación, más libranos del mal». Dios no tienta a nadie según Santiago. Entonces ¿a qué se refiere esta expresión? Es una petición humilde delante de Dios. no me permitas caer en el juego de la tentación, no me permitas endurecer mi corazón ante el pecado, ante el juego del mal o del maligno quien es fuente de todo mal. Ayúdame a no caer en aquello que podría inducirme a pecar y ofender tu nombre.
Adoración. «porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén». Es una expresión de adoración, o doxología (una forma de alabanza a Dios, DOXA, gloria, LOGOS, palabra; palabras de gloria). Con que termina la oración.
Siempre debemos alabar a Dios porque Él es Bueno, porque para siempre es su misericordia.
Conclusión.
El Señor Jesús nos enseñó acerca de la oración; no nos dijo hay que orar, se entiende que cada creyente ora, sino que se enfocó en el cómo orar. Primero nos mostró el cómo no orar y luego, nos mostró tanto el fondo de la correcta oración como también la forma correcta, los elementos necesarios en toda oración: confianza, reverencia, sometimiento, dependencia, perdón, humildad y adoración.