Introducción
El Señor Jesús, terminando con el tema de, el no juzgar y el de, no dar lo santo a los perros, abre una ventana hacia nuestra relación con Dios.
Puedo ver el sermón del Señor en aquel monte dirigiéndose más y más hacia quienes le están siguiendo y hacia quienes quieren seguirlo enserio. No sabemos si todos los que estaban escuchando a Jesús, en aquel monte, estaban realmente interesados en seguirle, es probable que no, pero vemos a Jesús que con toda intención trata de comunicar los valores del reino, creo, pensando en aquellos que estaban dentro de este grupo enfocados en el tema o decisión de seguirle.
Algo interesante que se puede observar en el sermón de la montaña es que siempre tiene una mirada vertical y una mirada Horizontal; por un lado el señor Jesús nos hace evaluar nuestra relación con Dios (lo vertical) y en otras ocasiones nos hace evaluar nuestra relación horizontal (relación con nuestro prójimo)
Esto puede tener mucha lógica desde su perspectiva ya que él, de esta forma, comienza a llevar a sus oyentes al primero y grande mandamiento: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y amarás a tu prójimo como a ti mismo». Mateo 22: 38 – 39.
¿Por qué se le llama el primero y grande mandamiento? Porque de estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Mateo 22: 40.
Desde esta perspectiva, el Señor Jesús lo que está haciendo a través de este sermón es ayudarnos a entender de qué forma podríamos vivir esta verdad en nuestra vida cotidiana.
En los versículos anteriores se enfocó en lo horizontal (nuestra relación con nuestro prójimo – No juzgar, críticas destructivas, mal intencionadas, insensibles – no dar lo santo a los perros ni a los cerdos las perlas). Pero ahora, en esta parte del sermón, Jesús nos lleva a enfocarnos en lo vertical, haciéndonos pensar en cómo está nuestra relación con el Padre celestial.
¿Cuál sería el aspecto vertical que Jesús quiere resaltar aquí? Mateo 7: 7 – 12.
Creo que tiene que ver con nuestra fe.
¿Cómo está nuestra vida de fe? ¿De qué forma se está desarrollando el creer a Dios y a sus promesas, a Dios y a su persona, a Dios y a su poder? ¿Cómo mi fe está siendo transmitida a los demás? ¿De qué forma practico mi fe? ¿Qué estoy haciendo para que esta fe otros la vean, otros la obtengan, otros la conozcan?
- TS. Lo primero que Jesús nos ayuda a pensar aquí es:
- Cuánto creo en la oración. Vs 7 – 8.
- Nótese el énfasis en ejercitar la fe.
- Pedid – Buscad – Llamad.
- Estos son tres imperativos del tiempo presente que expresa acción repetitiva o continua (Comentario Bíblico Mundo Hispano, tomo 14)
- Nótese el énfasis en ejercitar la fe.
- Estas palabras indican no progreso pero sí importancia. El Señor nos llama a entregarnos a una relación de fe con Dios.
- Note como hay una correlación entre el acto y el efecto.
- Se os dará.
- Hallaréis.
- Se os abrirá.
- Las palabras están en tiempo futuro, para dar mayor énfasis al hecho de que esto traerá el fruto esperado. El énfasis NO está en el tiempo que tarde, sino en la CERTEZA de la respuesta.
Es indudable el argumento, Dios responde las oraciones a quienes las hacen. Vs 8.
Pero este tipo de oraciones solo las hacen aquellos que creen en el poder de la oración.
Note: «Porque todo aquel que pide, recibe» «y el que busca halla» «y al que llama se le abrirá»
¿No le parece maravilloso el pasaje?
No se ven restricciones, no se ven impedimentos, no parece haber excepciones, no se ven imposibles. Lo único que se requiere es que las personas oren continuamente a Dios por aquello que consideran importante.
¿Quiénes pueden orar así?
El contexto siguiente habla de una relación de padre hacia un hijo. (Mt 7: 9 – 10) así que podemos concluir que se trata de aquellos que han sido considerados hijos delante de Dios. Un hijo tiene acceso a todo el auxilio del Padre celestial; no importando en qué situación se encuentre. Solo debe pedir, solo debe buscar, solo debe llamar y la respuesta llegará.
Jesús puso la oración en este pasaje como la respuesta a todas nuestras necesidades, anhelos y situaciones.
¿Esto quiere decir que todo lo que yo pida Dios me lo dará?
Definitivamente NO. Miremos en la misma experiencia del Señor Jesús. Hijo perfecto para con el Padre, el cordero de Dios. Sin embargo, cuando él pidió algo el Padre lo desestimó. Lucas 22. 39 – 43.
Miremos a Pablo, el Apóstol a los gentiles, fundador de muchas iglesias, formador de los más grandes líderes. Hombre de Dios como pocos, escritor insigne del Nuevo Testamento. Sin embargo, cuando pidió algo al Señor, él le respondió «bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad»
2 corintios 12: 9.
Si Dios no nos da lo que hemos pedido no es por falta de poder o incapacidad; Dios es soberano y ha establecido planes y propósitos más allá de lo que nosotros podemos entender.
Jesús lo expresó muy bien: «pero no se haga mi voluntad sino la tuya». En otras palabras, le dijo a Dios: Tú mandas, la última palabra es tuya y eso siempre será lo mejor.
¿Eso significa que debo orar con resignación o con dudas? NO. Yo siempre debo creer que Dios me puede conceder lo que le estoy pidiendo. Pero no quites de tus ojos que pedir no significa recibir exactamente lo que pido, porque es posible incluso que reciba algo que sea más especial de lo que estas pidiendo. Algo más extraordinario, más sobrenatural.
Reflexión.
Muchas veces recibiremos lo que pedimos de la forma que lo pedimos, pero cuando esto no suceda, no debemos dejar de creer en la oración. Recuérdelo:
- Hay recompensa en la oración constante.
- Hay recompensa en la oración de fe.
- Y si Dios no da lo pedido, siempre hará algo para darnos consuelo y fortaleza.
Salmo 103. 13: «Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen».
- TS. Lo segundo que el Señor Jesús nos ayuda a pensar es:
- Cuánto entiendo mi relación con Dios. Vs. 9 – 11.
- El Señor presenta este punto reflexionando acerca de la consideración que tiene un padre hacia las necesidades básicas de un hijo.
- El hijo en esta ilustración no está pidiendo lo que podríamos catalogar como necedades o vanidades.
- El hijo está pidiendo cosas vitales; algo para comer.
- El Señor presenta este punto reflexionando acerca de la consideración que tiene un padre hacia las necesidades básicas de un hijo.
- Jesús hace la pregunta ¿Quién de vosotros sería tan desconsiderado con un hijo que le daría en lugar de pan una piedra o en lugar de pez una serpiente? Las preguntas son retóricas. Significa que la respuesta está implícita, salta a la vista.
- La respuesta que se espera es Nadie – Ninguno haría algo así. (Un padre se preocupa de suplir para sus hijos, sabiendo que no es un antojo o vanidad sino algo necesario).
- ¿Qué quiere lograr Jesús con estas preguntas?
- Que venga a la mente de sus oyentes la respuesta, que naturalmente, la respuesta que tendría todo padre sería suplir la necesidad de aquel hijo que le busca y le pide.
- Miremos como aplica el Señor esta verdad. Vs 11.
- Si aún en nosotros, que somos malos, está la buena disposición de suplir las necesidades de nuestros hijos, ¡cuanto más en Dios! que es sumamente bueno.
(Una observación al texto aquí. Dice: «vosotros siendo malos». El hombre por naturaleza no es bueno, es malo. Esto es la doctrina de la depravación. El hombre tiene una naturaleza caída, afectada por el egoísmo, egocentrismo, egolatría. Sin embargo, aun con todo y nuestra maldad, hacemos cosas buenas, como el cuidar por el bienestar de un hijo (esto no me hace bueno, solo brota algo de bondad a pesar de ser malo. Hay algo de imagen y semejanza de Dios en el hombre, que son estos destellos de bondad que aún se mantienen en el hombre).
- «¿Cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?» interesante es que Dios incluso en algunas situaciones contesta aún antes de que le pidamos.
Isaías 65: 24: «Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído».
- Dios como Padre está listo para ir en nuestra ayuda. Si un padre cualquiera provee para sus hijos, cuanto más el Padre celestial le dará a sus hijos.
¿Cómo entiendes tu relación con Dios?
Jesús no enseña que puedes considerar a Dios como tu Padre, él está más que dispuesto a cuidar de ti. Pero algo interesante. El texto dice que el Padre celestial dará buenas cosas a los que le pidan. Cualquiera de aquellos que Dios ha aceptado como su hijo, Dios le concederá su báculo, que entre a su presencia y le otorgará su socorro.
- TS. La siguiente verdad que Jesús nos ayuda a pensar es:
- Cuanto creo en la regla de oro. Vs 12.
- John MacArthur comenta, y cito: «Diversas versiones de “la regla de oro” existían antes de Cristo, en los escritos rabínicos e incluso en el Hinduismo y el Budismo. En todos los casos se menciona la regla como orden negativa, como en la versión del rabí Hillel: “Lo que sea odioso para ti mismo, no lo hagas a los demás”. Jesús aplicó la regla de oro como orden positiva, enriqueciendo su significado y subrayando que este mandamiento resume apropiadamente la esencia entera de los principios éticos contenidos en la ley y los profetas». (BEM, pág. 1260)
- La regla de oro dicta que todo lo bueno que tú quisieras que alguien haga por ti, hazla tú por él. Como te gustaría que otros te trataran, trátalos tu a ellos.
- Si quieres disfrutar de una relación plena en lo vertical, Dios pide que procuremos el bien en lo horizontal. Un ejemplo 1 Pedro 3: 7.
Aplicación.
Muchos piensan: pero ¿Qué puedo hacer por los demás? Jesús responde rápidamente: Lo mismo que te gustaría que hicieran por ti.
Amados: «Más que pensar en lo que otros pueden hacer por tí, debes enfocarte en lo que tú podrías hacer por otros».
“Jesús habló así indicando que los cristianos nunca se relacionan con los demás especulando para lograr algo para sí, sino que al relacionarse con los demás siempre buscan a alguien para darle lo mejor de sí” (comentario Bíblico Mundo Hispano, Mateo, pág. 115).
- ¿Cómo este pasaje encaja con los otros que recién estudiamos?
- Este pasaje nos muestra el carácter de nuestro Padre celestial.
- Su cuidado y consideración nos debe mover a entregarnos a una relación cercana a él. Es nuestro Padre y nos ama.
- Si tenemos un Dios que nos responde y nos considera; deberíamos entonces mostrar su carácter ayudando a otros a vivir algo que se parezca a ella.
- Si conoces a alguien incrédulo, muéstrale un poco de cómo Dios te ha enseñado a tratar a los demás. Esto te ayudará a cumplir con la regla de oro y también te abrirá una puerta para evangelizar.
- Pequeñas muestras del carácter de Dios son luz suficiente para que otros sepan a quien acudir. Mateo 5. 14 – 16; 1 Juan 4. 12.
El Señor nos llama a tener una relación real y profunda con Él. También a formar una relación similar de nuestra parte para con los demás. Tener una vida de fe consistente es gozar de una relación vertical (con Dios) y así nos pide que intentemos formar puentes horizontales (con otras personas) de modo que ellos también puedan ser impactados por la obra sobre natural de Dios, por medio de nosotros.
La pregunta queda hecha aquí en la mente de muchos ¿Y cómo puedo llegar a ser un hijo de estos? ¿Cómo puedo ser un hijo de Dios? la respuesta salta inmediatamente de los versos 13 y 14.
Los hijos de Dios son los que han entrado por la puerta estrecha y van por el camino angosto.
La puerta es Cristo Jesús. Juan 10. 9.
Y también es el camino. Juan 14. 6.
Es una puerta estrecha: Si llevas muchas cosas no puedes entrar por ella. Solo puedes entrar tú, sin nada más. Deja todo atrás, arrepiéntete de tus maldades porque con ellas no puedes entrar por esta puerta.
Es un camino angosto: debes estar consciente que no muchos irán contigo y debes estar atento al camino siempre.
Quien entra al Padre a través de esta puerta y anda en este camino, que es vivir en Cristo, el Padre celestial le considera su hijo y lo recompensa. Las buenas cosas de Dios serán entregadas a todos aquellos que entran por esta puerta y van por este camino, en otras palabras, permanecen en Cristo.