Jesús y El Ayuno | Mateo 6:16-18 | Pastor David Hernández

Introducción

Continuamos estudiando el evangelio de Mateo, no debemos perder de vista que Mateo está presentando a Jesús el Mesías ante los Judíos quienes le esperaban pero no le reconocieron.

Desde el capítulo 5 comenzamos a ver la magnífica e inigualable predicación de nuestro Señor Jesucristo, el excelentísimo predicador de predicadores, quien ha ido enseñando cómo debe ser un verdadero cristiano.

En el capítulo 6 comienza a tratar con la hipocresía que se encontraba en las vidas de los oyentes, quienes realizaban “prácticas piadosas” pero con un “corazón hipócrita”.

Estas prácticas eran buenas y pilares en las vidas de los judíos siempre y cuando se realizaran con un corazón dirigido a Dios, sin embargo, se habían llevado a un ritualismo vanaglorioso, egocéntrico, buscando las recompensas del hombre y dejando de lado el verdadero foco de adorar a Dios y esperar de Él sus recompensas eternas.

Hemos visto cómo debe ser nuestro dar al Señor, agradecido, desinteresado, sin cuestionar, obediente, sin medir, sin mostrarse o esperar que los demás lo vean, noten o alaben por eso, incluyendo un dar nuestra vida por completo. También Jesús trató cómo debe ser la forma correcta de orar, entendiendo que oramos para que sea su voluntad la que se realice en mi vida, no para que El haga mi voluntad, entendiendo que Dios sabe cuáles son nuestras necesidades y que las suplirá a su tiempo y a su forma.

Hoy veremos la tercera práctica que realizaban como una disciplina ya adquirida en sus rutinas de vidas, el ayuno, pero que también el pecado la había desvirtuado quitando el sentido verdadero dado por Dios.

Ayuno es la palabra griega νηστεύω (nēsteía; nē = “no”, esthió = “comer”) Que significa «abstinencia de comida» o “estar sin comer”.

En nuestros días actuales el ayuno está de moda en el mundo y hasta en los cristianos, pero con la mirada moderna del cuidado corporal, no de la dependencia de Dios. El ayuno intermitente es saludable para el cuerpo humano , pero el ayuno para el cristiano va más allá de una práctica saludable al cuerpo, es una disciplina espiritual saludable al alma, porque para el hijo de Dios es depender de Él y buscar su presencia en nuestras vidas.

El Propósito

“cuando ayunéis…” (vr. 16) Jesús asume que sus discípulos practicarían el ayuno, este normalmente está asociado con la oración pero les enseña como debían hacerlo.

El ayuno era la abstinencia voluntaria de alimentos para dedicar el tiempo a actos piadosos especialmente la oración.

Lo vemos practicado varias veces en el AT ante situaciones especiales, como una demostración de aflicción, confesión o esperando una respuesta de Dios (Esd.8:21-23; Neh.1:4; Dn.9:3).

  • Aflicción personal y arrepentimiento (Joel 2:12-13; Jonás 3:5-10)
  • Oración intensa por dirección divina (Esdras 8:21-23; Daniel 9:3)
  • Confesión nacional de pecados (Nehemías 9:1-2)
  • Luto o duelo (2 Samuel 1:12)
  • Consagración para un ministerio (Hechos 13:2-3; 14:23)

Algo importante a entender es que el ayuno no cambia a Dios ni su voluntad, sino que cambia nuestro enfoque, nuestra mirada espiritual, nuestra sensibilidad. No es para torcer la voluntad de Dios, sino para alinear nuestro corazón a la voluntad Divina.

El Peligro

En tiempos de Jesús, el ayuno, había sido institucionalizado por los fariseos a dos veces por semana generalmente los lunes y los jueves como una manifestación externa de piedad (Lucas 18:12), como una herramienta de autojusticia. Curiosamente los lunes y los jueves eran cuando más personas habían en la ciudad por causa de los mercados.

Esta práctica piadosa, voluntaria, la habían desvirtuado y se convirtió en un peligro, si un peligro porque cambió el rumbo del propósito correcto, dejando de estar centrado en Dios y se centró en la persona, en la externalidad. (6:16)

Waren Wierbe: “Cualquier disciplina espiritual que se convierte en espectáculo pierde su valor ante Dios y se vuelve idolatría personal.”

Jesús denuncia esto indicando lo siguiente:

  • “demudan sus rostros” se mostraban demacrados, despeinados, mal vestidos como una forma externa de una piedad inexistente
  • “para mostrar a los hombres que ayunan” la motivación que tenían era obtener el reconocimiento humano, no una comunión con Dios.
  • El resultado, “ya tienen su recompensa”. En cada práctica ellos ya tienen su recompensa que es la admiración de los hombres, pero no la aprobación de Dios.

La Práctica correcta

  • Está vigente: “cuando ayunéis” Jesús no abolió el ayuno, sino que corrigió su motivación.
    • El mismo lo practicó (Mt.4:2) y
    • asumió que sus seguidores lo practicarían (Mt.9:15),
    • luego fue practicado por la iglesia primitiva (Hch.13:1-2; 14:23)
    • Vemos que el ayuno puede tener distintos tiempos de duración:
      • Un día Lv 23:32; Jue 20:26; 2 Sm 1:12
      • Tres días Est 4:16; Hch 9:9
      • Siete días 1 Sm 31:13; 1 Cr 10:12; 2 Sm 12:16–20
      • Cuarenta días Éx 34:28; 1 Re 19:8; Mt 4:2 ; Lc 4:2
    • También distintas formas:
      • Abstenerse de alimentos y bebidas: Esd 10:6; Dn. 9:3; Hch. 23:12
      • Abstenerse de alimentos únicamente: 1 Sm 1:7, Dn 6:18
    • Siempre que vemos la práctica del ayuno está ligada a la oración.
  • Es voluntario: Jesús dijo: “pero tu cuando ayunes” 17
  • No se presenta como un mandato explícito, como sí ocurre con la oración, pero sí se da por entendido que sus discípulos lo practicarán.(“cuando ores…”, “vosotros pues oraréis así…”; “Cuando ayunéis…”, “Pero tú, cuando ayunes…”)
  • El ayuno por sí mismo no salva, no justifica, no santifica, pero cuando lo practicamos correctamente es una herramienta que nos lleva a una rendición voluntaria y dependencia de Dios. El ayuno no es legalismo, es una expresión voluntaria de rendición, especialmente útil cuando se practica con sabiduría y no como muestra de justicia propia.
  • En momentos donde la situación lo amerite, deberíamos acudir al ayuno como una expresión de mayor intensidad en la oración, como señal de quebrantamiento, de la seriedad del asunto y de humillación sincera delante de Dios.
  • El ayuno bíblico correcto “es la abstinencia voluntaria de comida con un propósito espiritual”
  • Lucas 2:36-38 “la viuda Ana”(Ana= Gracia) esta mujer es un ejemplo que el Señor dejó escrito en su Palabra para nosotros. Ella estuvo casada solo 7 años y al quedar viuda había decidido servir al Señor en dos áreas: oraba y ayunaba.
    • ¿Sabe cuánto tiempo ella se dedicó al ministerio de ayunos y oraciones? Vr. 37 no dice que llevaba haciendo esto 84 años.
    • El ayuno no está limitado para solo algunas edades o “cargos” dentro de la iglesia, todos podemos practicarlo.
    • El ayuno es una disciplina espiritual para todo aquel que quiera buscar el rostro de Dios dejando de lado el “saciarnos del mundo” para “saciarnos del Señor” , Jesús lo dijo en Mateo 4:4 “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”
    • En el ayuno renunciamos a los placeres de este mundo para saciar nuestro hambre espiritual, buscamos la dirección de Dios
    • Ana permanecía en el templo esperando la venida del Mesías prometido, y el tiempo de Dios es perfecto, Ana llegó en el momento justo (Vr. 38)
    • Hermanos, debemos confiar en que cuando estamos haciendo correctamente la voluntad de Dios él responderá, de la forma correcta en el momento justo.
  • Es evidente en nuestra vida:

El ayuno produce hambre, y estamos pensando en que vamos a comer cuando rompamos el ayuno.

Muchas veces nosotros no queremos sentir esa “hambre” de las cosas materiales aunque estamos matando de “hambre” a nuestra alma.

El ayuno del cuerpo es saciar el hambre y la sed que nuestra alma tiene de Dios. Es alimentar nuestro espíritu.

El hambre por las cosas de este mundo puede llevar al ser humano a cometer actos terribles y repugnantes. Lo vemos reflejado en 2 Reyes 6:24-25, donde el deseo desesperado conduce a una degradación extrema evidente:

  • El hambre los llevó a vender la cabeza de un asno: esto era impuro para los judíos pero lo pagaban como oro.
  • El hambre los llevó a comprar y comer “estiércol” de palomas, que no tenía nada nutritivo ni saludable.
  • El hambre los llevó a comer a sus propios hijos  2 Reyes 28-29
  • El pecado despierta en nosotros un hambre insaciable por las cosas de este mundo: la aceptación social, la ambición desmedida, y la falsa idea de éxito según los estándares humanos. Esa hambre nos lleva, muchas veces, a consumir el ‘estiércol’ que el mundo ofrece —especialmente a través de las redes sociales—, alimentando nuestra carne con impureza, pornografía y conversaciones obscenas. Este apetito carnal corrompe no solo nuestras mentes, sino también nuestras relaciones más cercanas. Padres, en su afán por saciarse, terminan devorando el amor y el tiempo que deberían dedicar a sus hijos
  • Muchos hoy solo tienen hambre por tener un auto, y siguen sin saciarse, por tener una casa, y continúan con hambre, de viajar, y siguen hambrientos, siendo infelices, avaros, miserables, orgullosos, arrogantes.
  • Todo esto mata de hambre a nuestra alma, ya no hay “hambre por Dios”, no hay  deseo por Dios.
  • El hambre por las cosas del mundo es un cáncer que necesita del azúcar para alimentarse, y todo lo antes mencionado es ese azúcar que alimenta el cáncer de la carne, aumentando esa “desnutrición” espiritual al punto casi de desfallecer.
  • EL AYUNO ES DEJAR TODO ESTO DE LADO PARA BUSCAR A DIOS, SU PRESENCIA, TENER HAMBRE DE DIOS. Sin embargo vemos que esta generación no tiene hambre por Dios, hambre por las cosas de Dios. No hay hambre para leer la palabra de Dios, por evangelizar, por ir a las misiones, por estudiar en un seminario.
  • Hermano, NO cambies las bendiciones de Dios, por el estiércol de este mundo.  Jesús es el pan de vida aquel que verdaderamente sacia tu alma, no le cambies por las cosas de este mundo. Esaú por el hambre y cansancio despreció la bendición de Dios por un plato de lentejas. (Gn. 25)

 

¿Puedes identificar qué tipo de hambre tienes hoy?

¿Qué está siendo evidente en tu vida, un Hambre por las cosas del mundo, o un Hambre por las cosas de Dios?

Jesús tuvo “hambre” (Mt. 4:2) en su cuerpo físico tras haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches. Sin embargo, no cayó ante la tentación directa de Satanás. ¿Sabes por qué? Porque, aunque se hallaba en un desierto físico y sin alimento para su cuerpo, su espíritu estaba plenamente saciado en comunión con su Padre.

  • Es secreto Vr 17-18
    • “Unge tu cabeza y lava tu rostro” no te muestres triste, decaído, con una actitud dramática, sino mantén tu exterior sin demostrar señales de sacrificio.
    • “para no mostrar a los hombres que ayunas”
    • no es que se prohíba la práctica pública :
      • Joel 12:2 “Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento.”
      • Hechos 13:2. «Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.»
      • Pero el énfasis está en la comunión con Dios y no la exhibición ante los hombres. Es entre tú y Dios. “a tu Padre que está en secreto”
  • Es efectivo “te recompensará” Dios ve nuestra intimidad, nuestra sinceridad, nuestra humillación y responde a nuestro clamor.

¿Cómo responde?

  • Da claridad en medio de decisiones difíciles
  • Trae paz durante el conflicto
  • Fortalece en la lucha espiritual
  • Da respuesta y dirección a la iglesia (como en Hch.13)

No busques una respuesta automática cuando ayunes, sino el tener un encuentro con Dios, allí está tu mejor respuesta.

Sal. 34:6 «Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias.»

Conclusión

En Isaías 58:3, el pueblo se atrevió a reclamarle a Dios por no haber respondido a su ayuno, diciéndole: “no te diste por entendido”. Sin embargo, el problema no era Dios, sino las motivaciones equivocadas con las que estaban ayunando. Practicaban la religiosidad exterior, pero su corazón estaba lejos. Dios respondió dejándoles claro que el ayuno que Él aprueba es el que nace de un corazón sincero, rendido y compasivo.

Con esto concluimos el estudio de las tres prácticas piadosas que Jesús menciona en Mateo 6: las ofrendas, la oración y el ayuno. En cada una de ellas, Cristo no busca apariencias religiosas ni actos públicos para el aplauso humano. Él anhela seguidores auténticos, que den con generosidad, que oren con sinceridad, que perdonen de corazón y que ayunen con una motivación correcta: agradar a Dios y no a los hombres.

La pregunta final es profunda y personal:

¿Encontrará en mí uno de esos discípulos genuinos?

Jesús no está buscando religiosos de fachada, que usan una careta de cristiano, vistosos o llenos de prejuicios. Él quiere discípulos de comunión íntima, transformados por el Padre, que vivan con convicción y marquen una diferencia real en medio de una sociedad perdida.

HOY es un buen día para tomar una decisión: dejar atrás el ritualismo y la religión vacía, y comenzar a vivir una relación viva y transformadora con Cristo. Una entrega verdadera, profunda y obediente, en la que cada una de estas tres prácticas piadosas dar, orar y ayunar, no serán actos mecánicos, sino los canales por los cuales Dios obrará poderosamente en tu vida.

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