Introducción
En este pasaje veremos la formación de las primeras civilizaciones, también podremos entender cómo fue la vida fuera del Edén, y algo, aún un poco más profundo, y tiene que ver con el cómo comenzó la lucha entre la simiente de la serpiente y la simiente de la mujer.
Génesis 4 es rico en información acerca de cómo la vida se gestó después de la caída y expulsión de Adán y Eva del Edén.
Todo comienza con el nacimiento de los primeros descendientes.
Vs 1.
«Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón».
«Conoció». Eufemismo, palabra suave para describir algo que pudiera sonar grotesco, fuerte, crudo.
Esta es la única forma en la cual los seres humanos se pueden reproducir; no hay otros tipos de relaciones que puedan preservar la vida de la humanidad. Este es el plan de Dios y es para vida. Los hombres toman sus propios caminos, pero es muy claro que solo trae muerte.
Caín. Este nombre es difícil de saber su significado, se piensa que viene de la palabra adquirir.
Hay una traducción que dice: “adquirido varón con Jehová”. Algunos han pensado que, cuando Eva tuvo a Caín, pensó en que ella compartió el crédito de creación con Dios. de otra forma Yo y Dios creamos a este varón.
Pienso más que Eva lo que quiso hacer fue reconocer que esta nueva experiencia simplemente fue gracias a la voluntad de Dios quien le otorgó este privilegio. Adquirido por la voluntad de Dios.
Vs 2ª.
«Después dio a luz a su hermano Abel».
Podríamos pensar que mientras le nacían a Eva hijas, estos hijos fueron dados por Dios para así comenzar la civilización; familias, tribus, naciones. Todo nace de esta primera familia.
Abel: Aliento, vapor, soplo, vanidad.
Es probable que en estos momentos Adán y Eva ya podían ver como se daría la vida fuera del Edén; una vida como dijo Salomón: “vanidad de vanidades, todo es vanidad”. Una vida sin Dios sería una vida vana. Quizás es la razón que quisieron reflejar a través de ponerle este nombre a su hijo.
Vs 2b.
«Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra».
Dos ocupaciones distintas; ambas útiles para el desarrollo de la vida. Uno se enfoca en el mantenimiento de la vida a través de la crianza de ovejas y el otro a través de los recursos que extraía de la tierra.
Vs 3 – 5ª.
«Aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya».
Pareciera que hubo un momento específico donde estos dos hermanos entregarían sus ofrendas a Dios.
Al llegar el momento de ofrecer sus ofrendas a Dios se dan a conocer los corazones que tuvieron estos hermanos respecto a su relación con Dios.
Si comparamos ambos actos, notamos la diferencia entre la ofrenda de Caín y la ofrenda de Abel.
«Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas»
No vemos ningún entusiasmo en el sacrificio que Caín ofrece a Dios de sus frutos. Por el contrario, vemos a Abel adorando a Dios, dándole de lo mejor que él tuvo dentro de sus ovejas.
¿Cuál es la razón de tal diferencia?
Hebreos 11: 4: «Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella».
La ofrenda de Abel fue una demostración de fe. En otras palabras, para Caín era un compromiso que se debía cumplir, pero para Abel era un acto de adoración. Abel estaba disfrutando el hecho de darle a Dios lo mejor, estaba rememorando aquel sacrificio que hizo Dios de aquel animal inocente que murió para cubrir la vergüenza que trajo el pecado a sus padres.
«Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda»;
Dios miró primero a Abel y vio en él un hombre de fe, luego miró a su ofrenda, y vio en ella la expresión sincera de una persona de fe. Esto fue agradable a Dios. ver a un justo reflejando en sus actos algo justo a Dios le es agradable.
Abel creía en la efectividad del sacrificio, Abel veía que este sacrificio sería la forma en la cual Dios traería el perdón y la salvación a la humanidad y Abel no solo estaba de acuerdo con ello, también lo celebraba; y la evidencia de ello es que llevó de lo más gordo que tenía. Abel quiso darle al Señor lo mejor, celebrando el acto del sacrificio mirando con fe hacia el futuro.
«pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya».
PERO es una conjunción importante; es un contraste, un cambio total de escenario.
¿Cómo supieron estos hermanos que sus ofrendas fueron aceptadas y rechazadas?
Algunos opinan que descendió fuego del cielo, otros piensan que simplemente Dios les habló de forma audible acerca de sus ofrendas. De cualquier forma, ambos supieron claramente lo que había significado su ofrenda para Dios.
¿Por qué la ofrenda de Caín no le fue agradable?
Caín fracasó en fondo y en forma. Todo en él estaba mal. Él solo presentó algo a Dios y cómodamente trajo de aquello que él tenía, pero no pensó en reflejar con su ofrenda el acto de misericordia de Dios, por el contrario, lo que presentó más trajo a la memoria el elemento usado por el diablo para tentar a sus padres y provocar la tragedia como lo fue el fruto de un árbol.
Judas 11, dice: «¡Ay de ellos! Porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré».
Caín hizo las cosas a su manera, hizo su propio camino para agradar a Dios, no considerando lo que Dios había señalado, sino que pensó en hacer algo con firma propia, a su manera.
“El sacrificio aceptable a Dios es siempre el resultado de una fe genuina” (Génesis, Carballosa, pág. 109)
Vs 5b – 7.
«Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? Y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él».
Ensañó y decayó su semblante. La idea acá es que Caín se encolerizó, se enfureció. Su rostro demostró su carga. Estaba lleno de celos y odio hacia Dios y hacia todo lo que lo representara.
Ahora Caín se Deleitaba en la idea de causar el mayor daño y dolor posible.
Caín estaba fuera de sí y es en ese momento que Dios interviene a Caín como un acto de bondad sobre quien estaba frustrado por recibir reprobación.
«Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? Y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él».
«Si bien hicieres, ¿no será enaltecido?» Dios no ha rechazado absolutamente a Caín, pero no puede aceptar este tipo de corazón y de conducta.
Lo llama a hacer lo correcto. Este es un llamado al arrepentimiento, al cambio profundo que Caín debe tener si de verdad quiere agradar a Dios.
La otra cara de la moneda era rechazar el llamado de Dios al cambio y seguir por su camino de odio e incredulidad.
«El pecado está a la puerta» Si decides mantenerte en tu corazón no arrepentido, el pecado se asoma a tu vida como lo más obvio. El pecado se presenta a tu puerta y te llama para que cruces y caigas en la maldad.
«con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él». Hay una traducción de esta parte del pasaje que parece muy aceptable: “Y si no haces bien, es porque el pecado yace a la puerta como una bestia que acecha, lista para saltar sobre ti; y a ti es el deseo del pecado, pero tu debes gobernarlo”.
El doctor Carballosa piensa que esta es la mejor forma de entender este pasaje. Y tiene sentido ya que en este momento el enfoque es la lucha que Caín sostiene con su propio pecado. una vez que ha perdido la batalla, el objetivo a dañar es su hermano.
Vs 8.
«Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató».
Caín rechazó la invitación de Dios y su siguiente objetivo fue eliminar a quien causó tan grande humillación. El hombre que me recuerda lo malo que soy. El espejo que usa Dios para mostrarme mi pecado.
Los primeros descendientes trajeron consigo al primer homicida y al primer mártir de la fe.
Así como el pecado afectó las relaciones matrimoniales, así también dañó las relaciones entre hermanos.
La muerte de Abel nos recuerda lo que Pablo, siglos más tarde, enseñaría. 2 Timoteo 3: 12.
El homicidio de Caín nos recuerda que cuando una persona es del diablo, odia todo lo que tiene que ver con Dios, incluyendo a sus hijos. 1 Juan 3: 11 – 12.
Conclusión.
A través de esta historia podríamos decir que Dios nos mandó a ser buenos padres no ha tener buenos hijos. La razón de esta declaración se basa en el pensamiento de que, cuando hablamos de la fe en Jesús, esta queda sujeta a la respuesta de cada individuo y no necesariamente a la crianza que le otorgaron sus padres.
Caín y Abel tuvieron los mismos padres, recibieron la misma crianza, escucharon las mismas historias, sin embargo, sus corazones fueron totalmente distintos. Uno fue un hijo de Dios y el otro un hijo del diablo. Como padres Dios nos ha llamado a ser buenos ejemplos y a comunicar sus verdades; pero no podemos cambiar o convertir los corazones de nuestros hijos; esto es responsabilidad de ellos, es su propia decisión.