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Conoce más sobre nuestra iglesia

Pastor

Rodrigo Cisternas

Podemos ver al pastor Rodrigo Cisternas junto a su esposa Susana Fierro, pastor principal de la iglesia ha podido por la gracia del Señor darle inicio a dos iglesias hijas y comenzando una tercera; y el desarrollo de una iglesia creciente con un equipo de personas increíbles que le acompañan en este precioso ministerio.

Pastor

David Hernández

Vemos a nuestro pastor David Hernández junto a su esposa Lorena Zúñiga, el cual desde el 2019 es presentado como pastor asistente de la congregación, el cual sirve en nuestra iglesia enseñando sobre la palabra de Dios.

Principios Doctrinales

La Bíblia es la Palabra de Dios

Creemos que las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento fueron inspiradas por Dios, verbal y plenariamente. Dios, quien es la verdad, comunicó su Palabra a través de hombres controlados por el Espíritu Santo a fin de que las Escrituras fueran sin errores y por lo tanto, la biblia es la autoridad en todo lo que enseña y en todos los asuntos que abarca.

Mateo 5. 18; Marcos 12. 36; Juan 10. 34 – 35; Hechos 1. 16; Romanos 3. 1 – 4; Gálatas 3. 16; Hebreos 4. 12; 2 Pedro 1. 19 – 21; Apocalipsis 22. 18, 19.

2 Timoteo 3:16-17

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

Jesucristo es Dios

Creemos que él es el eterno Hijo de Dios, y fue concebido por el Espíritu Santo y nacido de la virgen María. Su nacimiento fue único entre los hombres. El es verdaderamente Dios, siendo “Dios manifiesto en carne”. El vivió una vida absolutamente sin pecado, y en su muerte hizo una expiación completa y vicaria por nuestros pecados, muriendo como un sustituto voluntario en lugar del pecador. Él resucito de los muertos al tercer día, y ascendió corporalmente al cielo. El vendrá otra vez para llevar a sus Santos, y para establecer su reino. Su venida es inminente, y será personal, pretribulacional y premilenaria.

Isaías 7. 14; Mateo 1. 18 – 25; 28. 6; Hechos 15. 16; 1 Tesalonicenses 4. 16; 2 Tesalonicenses 2. 6 – 8; 1 Pedro 2. 22; 3. 18

Juan 1:1

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios

Creemos en un solo Dios

El creador del cielo y de la tierra; que en la unidad de la Divinidad hay tres personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, iguales en poder y gloria, ejecutando oficios distintos y armoniosos en la gran obra de la redención.

Éxodo 20. 2, 3; Deuteronomio 4. 35; 6. 4; 32. 39; Salmo 2. 7 – 9; Isaías 45. 14; 46. 9; Mateo 3. 16, 17; 28. 19, 20; Juan 1. 1 – 3; 5. 36 – 40; Romanos 1. 1 – 6; 1 Corintios 8. 6; Efesios 1. 3 – 10; 4. 3 – 6

Génesis 1:1

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra”

Creemos en el Espíritu Santo

Creemos que el Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad poseyendo todos los atributos de la personalidad y la Deidad. Es igual al Padre y al Hijo, y es de la misma naturaleza.

Su relación con el mundo incrédulo es convencerlo de pecado, de justicia y de juicio. Es el agente del nuevo nacimiento y su obra entre los creyentes es morar en ellos, sellarles, llenarles, guiarles y enseñarles los caminos de la justicia. Creemos que hay una distinción entre el ministerio del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento y su ministerio en el Nuevo Testamento. Hay una obra nueva y única del Espíritu Santo, con relación al cuerpo de Cristo. Creemos que el Espíritu Santo dota a los creyentes con dones para el servicio en el momento de la conversión. Creemos que la Biblia desaprueba para hoy en día la autenticidad de los dones de señales como profecía, hablar en lenguas, interpretación de lenguas, milagros y sanidades, y desaprueba al movimiento carismático, tanto por su orientación experimental como por su práctica ecuménica.

Juan 7. 39; 14. 16, 17, 26; Hechos 1. 5; Romanos 12. 3 – 8; 1 Corintios 12. 8 – 13; 12. 28 – 31; 1 Corintios 13. 8 – 12; Hebreos 9. 14; Apocalipsis 22. 18, 19

Efesios 1:13

“En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”

El hombre es creación de Dios

Con respecto al hombre, las Escrituras enseñan que fue creado por un acto directo de Dios, y no de alguna forma de vida anteriormente existente. Por transgresión voluntaria, él cayó de su estado de inocencia, y como consecuencia, todos los hombres ahora son pecadores por naturaleza y por voluntad propia, totalmente desprovisto de la santidad requerida por la ley, absolutamente inclinados hacia el mal, por lo tanto, bajo la condenación justa del castigo eterno y una eterna existencia separada de Dios sin defensa ni excusa.

Isaías 53. 6; Romanos 3. 23; 5. 12 – 19

Génesis 1:27

“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”

La salvación es por gracia

Creemos que la salvación es por gracia por medio de la fe; que es don de Dios sin mérito, ni virtud o labor del hombre, sino recibida únicamente por medio de la fe personal en el Señor Jesucristo. En Cristo todo verdadero creyente tiene como posesión presente, el don de la vida eterna, la justificación perfecta, la adopción en la familia de Dios, la seguridad de ser libre de toda condenación, posee todo lo necesario para vivir una vida espiritual de piedad, y la garantía de Dios de nunca perecer.

Efesios 2. 8, 9; Tito 3. 5; Juan 1. 12; 3. 14; 10. 28 – 29; Filipenses 1. 6; 1 Tesalonicenses 5. 23; 1 Timoteo 2. 4; 1 Pedro 1. 2; 2 Pedro 3. 9; Romanos 8. 28 – 29; Hebreos 10. 34; Apocalipsis 22. 17; Juan 3. 16

Romanos 8:1

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu

La iglesia

Con respecto a la iglesia, las Escrituras enseñan que la iglesia de Jesucristo es distinta a Israel y comenzó el día de Pentecostés, y es considerada en dos aspectos: “la iglesia que es su cuerpo” y “la iglesia local”. La “iglesia que es su cuerpo” es la totalidad de creyentes en Cristo, sean judíos o gentiles, sin tener en cuenta su afiliación denominacional o su posición presente, en el cielo o en la tierra. La iglesia local es una congregación de creyentes bautizados, unidos por una misma fe y la comunión del evangelio, realizando las ordenanzas de Cristo, gobernados por sus leyes y ejercitando sus dones, derechos y privilegios investidos en ellos por su Palabra. Sus oficiales bíblicos son:

1). Pastores, también mencionados en las Escrituras como Obispos y Ancianos

2). Diáconos, cuyo propósito es servir a la iglesia en los distintos servicios que ella preste.

El oficio pastoral es claramente limitado a hombres. Dios específicamente asignó el derecho de ser cabeza y ejercer autoridad en la iglesia local a los hombres.

Esta definición de la iglesia local nos guía a las siguientes características bíblicas:

  1. La autoridad única de las Escrituras para toda fe y práctica.

  2. La autonomía de la iglesia local.

  3. El bautismo por inmersión del creyente como requisito previo de membresía en la iglesia local.

  4. Dos oficios; Pastor (Obispo, Anciano) y Diácono.

  5. Dos ordenanzas simbólicas, el Bautismo y la Santa Cena.

  6. El sacerdocio individual del creyente y la libertad de conciencia.

  7. La separación de la iglesia del Estado.

    Mateo 28. 19, 20; Hechos 1. 5; 2. 1 – 4; 10. 44, 45; 11. 15, 16; 1 Corintios 12. 13; Efesios 1. 22, 23; 1 Timoteo 2. 11 – 14; Tito 1

Hebreos 12:13

“A la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos”

Bautismo y Santa Cena

Con respecto al Bautismo y Santa Cena, las Escrituras enseñan que el bautismo bíblico es por medio de la inmersión del creyente en agua una sola vez, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, para demostrar a través de un acto solemne y hermoso su identificación con Cristo, ilustrando la muerte del creyente al pecado y su resurrección a una nueva vida. Es el requisito previo a la membresía y los privilegios de la iglesia local. Creemos que la Santa Cena es el recordatorio de la muerte de Cristo hasta que El venga, y debe ser precedida por una auto examinación solemne. La participación de la Cena del Señor es sólo para creyentes. Las ordenanzas del bautismo y de la Santa Cena deben ser administradas por la iglesia local.

Romanos 8. 3 – 5; 1 Corintios 11. 23 – 28

Hebreos 8:36-39

“Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios” Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino.

Estado Eterno

Con respecto al estado eterno, las Escrituras enseñan la resurrección corporal del justo y del injusto. Todos aquellos que por fe son justificados en el nombre del Señor Jesucristo, pasarán inmediatamente y por la eternidad en el pleno deleite de la presencia de Dios, y que todos aquellos que por impenitencia e incredulidad rehusan aceptar la oferta de misericordia de parte de Dios, pasarán la eternidad en juicio eterno.

Salmo 16. 11; Mateo 25. 46; Juan 5. 28, 29; 14. 2; Apocalipsis 20. 14, 15; 21. 4

Salmo 16:11

“Me mostrarás la senda de la vida;
En tu presencia hay plenitud de gozo;
Delicias a tu diestra para siempre”

Satanás

Con respecto a Satanás, las Escrituras enseñan que el diablo existe, que es “el dios de este siglo” y “el príncipe de la potestad del aire”, que es lleno de toda asechanza, que busca continuamente frustrar los propósitos de Dios y engañar a los hombres. Satanás fue derrotado por Cristo en la cruz y condenado a juicio eterno.

2 Corintios 4. 4; 11. 13 – 15; Efesios 2. 2; Hebreos 2. 14; Apocalipsis

Hebreos 2:14

“Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo”

Separación Personal

Con respecto a la separación personal, las Escrituras enseñan que el creyente debe estar separado del mundo para Dios, y con la ayuda del Espíritu Santo, andar en amor y santidad, exhibiendo las cualidades de honestidad, integridad, perdón y bondad. Creemos además que cualquier logro en la práctica de estas cualidades será manifestado con una humildad sincera y el celo genuino por el avance de la causa de Cristo. Creemos también que las Escrituras amonestan a todos los creyentes a no amar al mundo y las cosas del mundo, sino mas bien a huir de los deseos malos, evitando toda clase de pecado y absteniéndose de toda práctica dudosa que destruya su testimonio, ofenda a su hermano y no glorifique a Dios.

Proverbios 15. 33; Romanos 14. 19 – 21; 1 Corintios 6. 18 – 20; 8. 9 – 13; 10. 23, 33; 2 Corintios 7. 1; 1 Pedro 5. 5, 6; Gálatas 5. 22 – 25; Efesios 4. 32; 5. 1, 2; 5. 7 – 10; 5. 15 – 20; Filipenses 4. 8; 1 Tesalonicenses 4. 7

Proverbios 15:33

“El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría;
Y a la honra precede la humildad”

Separación Eclesiástica

Con respecto a la Separación Eclesiástica, las Escrituras enseñan que el creyente debe estar separado de toda apostasía u organización que comprometa la doctrina bíblica. Esta doctrina se basa sobre el eterno principio divino de la división entre la verdad y el error, y su mandato específico de estar separado de incrédulos y de hermanos desobedientes. Esta verdad debe ser practicada con una actitud de consagración a Dios, humildad, compasión, y aún, convicción, para crear la condición y el ambiente propicio para lograr el objetivo principal, la salvación de los perdidos a través del evangelio de Dios. Creemos que el evangelismo ecuménico que involucra a los apóstatas viola los principios enseñados en la Palabra de Dios.

Mateo 10. 34 – 39; 18. 15; Romanos 16. 17; 1 Corintios 5. 7 – 13; 2 Corintios 6. 14; 11. 4; Gálatas 1. 8, 9; 1 Timoteo 6. 3 – 6; 2 Timoteo 2. 16 – 18; Tito 3. 10; 2 Juan 9 – 11

Gálatas 1:8-9

“Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema”

Nuestro Propósito

La Iglesia Bautista La Gracia de Dios existe para EVANGELIZAR el mundo, comenzando desde nuestra Jerusalén y extendiéndonos hasta lo ultimo de la tierra; para EQUIPAR a los santos para el ministerio y para EXALTAR con todo lo que hacemos a nuestro amado Señor Jesucristo.

Nuestros Valores

Nosotros valoramos la VERDAD, por lo tanto, enseñamos la Biblia en una variedad de maneras con un énfasis en la aplicación practica a la vida.

  • Nosotros valoramos la ADORACIÓN, por lo tanto, honramos a Dios en todas las áreas de nuestras vidas como tanto en los cultos de la iglesia en una variedad de formas que son consistente con su carácter.

  • Nosotros valoramos a las PERSONAS, por lo tanto, buscamos ayudar a individuos y llevarlos a conocer a Cristo y vivir una vida conforme a SU voluntad.

  • Nosotros valoramos el CARÁCTER PIADOSO, por lo tanto, alentamos los unos a los otros a ser semejantes a Cristo y agradarle en todo.

  • Nosotros valoramos LA FAMILIA, por lo tanto, proveemos oportunidades para fortalecer a matrimonios, hogares, e individuos.

  • Nosotros valoramos LA AMISTAD, por lo tanto, fomentamos relaciones genuinas y cariñosas en una variedad de ámbitos.

  • Nosotros valoramos el SERVICIO, por lo tanto, equipamos a los creyentes para usar sus dones y habilidades para la obra del ministerio.

  • Nosotros valoramos la RELEVANCIA, por lo tanto, aplicamos la inmutable Palabra de Dios a los problemas contemporáneos que enfrenta el hombre.

  • Nosotros valoramos la EXCELENCIA, por lo tanto, perseguimos la calidad optima en todo lo que hacemos para dar la imagen correcta de nuestro Dios.

  • Nosotros valoramos la MAYORDOMÍA, por lo tanto, animamos al pueblo de Dios a ser fiel con lo que Dios nos ha entregado.

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