Las consecuencias del pecado | Genesis 3:7-13 | Pastor Rodrigo Cisternas

Introducción

“Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales”.

Aparece el pecado en la escena humana, y acto seguido, sus consecuencias. No hay pecado sin consecuencia, ni desobediencia que no tenga su justa retribución.


Adán y Eva deciden ignorar la orden expresa de Dios de no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal y apuestan todo, dándole absoluta credibilidad, a las palabras de la serpiente. 

Sigue siendo un misterio para mí, que una serpiente haya inspirado tanta confianza; pero veo en ello grandes lecciones: Primero, que el individuo, cuando ha sido atraído por la tentación, puede ser seducido, incluso, por la persona menos pensada o por la circunstancia menos esperada (para mí es similar a cuando uno se quiere comprar algo; en ese minuto no importa quien sea el vendedor, porque uno está listo para hacer la compra).


Y otra lección que veo aquí es que Satanás usa a quienes son una influencia en la vida de las personas para sacarlas de la obediencia a Dios. Por esto debemos tener cuidado, con quienes nos relacionamos y de qué forma nos relacionamos (pienso que el creyente debe mantener una distancia suficiente para poder evaluar toda enseñanza y acción que las personas quieran
que este adopte).


En Génesis 3: 7 – 24 veremos consecuencias que surgieron de forma inmediata y otras que vinieron por sentencia Divina.


Las consecuencias inmediatas. Vs 7 – 13.
Dios dijo que “al comer ciertamente morirás”: ¿Cómo se expresa la muerte en Adán y Eva?
Primero la vemos a través de:


I. La pérdida de la santidad. Vs 7.

a. “fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos”
i. ¿Qué significa esta expresión “fueron abiertos los ojos de ambos”?

1. En palabras del Doctor Carballosa: “Se vieron a sí mismos como pecadores desprovistos de su belleza original. Lo que antes era correcto y hermoso ahora es malo y vergonzoso.

2. La gloria de la santidad se había apartado de ellos.

ii. Conocieron que estaban desnudos.

1. “Conocieron”. Plena conciencia. El conocimiento que Adán y Eva adquirieron a partir de haber comido el fruto prohibido no era un conocimiento santo sino pecaminoso. Ahora el hombre tenía conciencia de culpa lo cual trajo a ellos vergüenza.


2. La palabra “desnudos” se pronuncia tres veces (Vs. 7, 10, 11).


3. La idea es que, desde la caída, se pierde la pureza de mente y
corazón que tuvieron Adán y Eva.

b. “Cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales”.

i. En su forma y con sus fuerzas trataron de cubrir su vergüenza.


ii. Este acto es igual a la religión. El hombre a su forma y con sus fuerzas
procura cubrir su pecado.


iii. Esta solución es un rotundo fracaso. Esta solución obligaría al hombre a estar constantemente haciendo una prenda para “cubrir su vergüenza”, esto puede ser muy sincero, pero no es la solución.


Así también son las religiones; pueden tener la buena intención de tratar de “cubrir” el pecado del hombre, y funciona por un momento, pero no es la solución.


El hombre que solo tiene una religión tiene un vestido de hojas, que al rato ya no le servirá.


El sentimiento de perdón será breve y al poco andar el hombre comenzará, otra vez, a experimentar vergüenza y desesperación ¿Y qué hará el hombre religioso? Volverá a coser hojas, es decir, volver a hacer algún tipo de ritual que durará tanto como duran los vestidos hechos de hojas.


También la vemos por:

II. El miedo a Dios. Vs 8 – 10.

a. Oyeron que Jehová Dios se paseaba por el huerto, al aire del día. Vs 8.

i. Esto es literalmente que Dios se paseaba por el huerto.

ii. Si Dios se hizo presente, entonces estamos hablando de Jesús, por lo
tanto, una Teofanía, que puede ser también una Cristofanía.

1. Teofanía: apariciones visibles de Dios.
2. Cristofanía. Apariciones de Cristo antes de su encarnación.

b. El hombre y la mujer se escondieron. Vs 8.
i. Su conciencia los acusa. Sabían claramente que habían hecho lo malo
ante los ojos de Dios.
ii. Su vergüenza los hizo sentirse sucios, avergonzados.
iii. Esto hizo que esta visita de Dios fuera terrible para ellos.
Experimentaron rechazo, miedo de Dios. El hombre huye de Dios, no
quiere ser encontrado por Dios.
iv. Se esconden entre los árboles del huerto. Otro acto inútil, intentar
esconderse de Dios es olvidar que Dios todo lo sabe y que Dios está
en todo lugar.
v. Sus actos acusan culpa.
c. Dios llama al hombre. Vs 9.
i. ¿Dónde estás tú?
ii. ¿Acaso Dios no sabía dónde el hombre estaba?
iii. Testimonio del hermano que arrastró a su hija bajo del auto: él le pidió
que viniera a él; para saber si tuvo algún daño. Dios pregunta para
saber el grado de daño que estaba en Adán.

d. Adán responde: tuve miedo porque estaba desnudo; y me escondí.

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i. Nótese que Adán no respondió inmediatamente la pregunta: Dios
preguntó ¿Dónde estás tú? Y Adán solo se limitó a decir cómo se
sentía. Algo se dañó profundamente en el corazón de Adán para con
Dios.
1. El hombre ahora piensa de Dios de forma distorsionada.
2. Tiene desconfianza, tiene miedo de Dios.
ii. Me escondí. Finalmente le da a Dios una idea de dónde está,
escondido. Esto muestra claramente que Adán en este momento estaba
con miedo de encontrarse con Dios.
Y otro factor donde vemos la muerte en Adán y Eva es:
III. La auto justificación. Vs 11 – 13.
a. Dios sigue haciendo preguntas escuetas y claras. Note que Dios tiene pocas
intervenciones, pero cada pregunta no da espacio a eludir la responsabilidad.
Dios, amados, no se da vueltas cuando debe tocar problemas. Dios ahora
pregunta en base a lo que el hombre le cuenta: ¿Quién te enseñó que estabas
desnudo? ¿Has comido del árbol del que yo te mandé no comieses? Y aquí
comienza las seguidillas de autojustificaciones.
b. La respuesta de Adán fue: “La mujer que me diste por compañera me dio del
árbol, y yo comí”.
i. Adán está buscando salvar su pellejo.
ii. Ya lo había hecho ocultándole a Dios su ubicación.
iii. Y ahora se presenta como víctima de la situación.
1. Los culpables son directamente la mujer. “La mujer que me
diste por compañera me dio del árbol”.
2. Indirectamente Dios. “la mujer que me diste”.
3. Finalmente, Adán. “y yo comí”.
4. De esta forma la relación de Adán y Eva cambia. Ahora, en la
mente de Adán, Eva sería la culpable de los problemas que
tendría con Dios. Adán dejó de proteger a Eva y ahora la
expone y critica.

Me gusta lo que dijo en este punto Umberto Cassuto, citado por el Doctor Carballosa
en su libro “Génesis” en la página 91. Él dice:
«El hombre procura aliviar la gravedad de su ofensa al enfatizar en el comienzo de su
confesión que fue su propia iniciativa, sino la de la mujer, lo que le hizo hacer lo malo. Así
con frecuencia encontramos excusas al lanzar la culpa sobre nuestros compañeros, sin
darnos cuenta que nuestro propio fracaso de resistir la voluntad de otros constituye nuestro
pecado».

c. Dios ahora se dirige a la mujer y le pregunta: ¿Qué es lo que has hecho?
i. La pregunta de Dios no era para recabar información sino llevar
convicción a su mente y corazón. En otras palabras: ¿Te das cuenta de
la magnitud de lo que has hecho?

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ii. ¿Cómo responde Eva?: “La serpiente me engañó, y comí”.
1. Una vez más vemos la autojustificación. Ahora en Eva quien
pone como primer responsable sobre sus actos a la serpiente.
2. Esto nos muestra que la muerte espiritual traspasó a ambos el
mismo peso de pecado. Ahora el hombre y la mujer son socios
igualitarios en la culpa y la maldad.
3. Así como la relación marido y mujer cambia, también cambia
la relación de Adán y Eva frente al reino animal. Ahora la
serpiente es culpable y por lo tanto hay lejanía del hombre para
con los animales.

La muerte espiritual era un hecho consumado, la palabra de Dios se cumplía; el hombre y la
mujer estaban muertos en sus delitos y pecados y el fruto era inmediato. Ahora es cuestión
de tiempo que se encuentren con la muerte física y eterna.
Que impresionante es pensar que, desde el mismo momento de su caída, todo lo que vino a
ellos fue solo pecado, solo actos contrarios hacia la persona de Dios.
Ahora Adán y Eva están muertos espiritualmente, no son perfectos, no son espirituales, no
son santos. Sus caracteres fueron evidentemente degradados, por lo tanto, no son dignos de
confianza.
Ahora Dios pronunciará su sentencia frente a la desobediencia del hombre. Aún no ha
terminado el precio que el Adán y Eva tendrán que pagar por desobedecer a Dios. Dios
enunciará consecuencias a los cuatro cómplices de esta rebelión.
– La serpiente.
– Satanás (la simiente de la serpiente)
– La mujer.
– El hombre.
Esto se verá en el siguiente estudio…

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