Introducción
“Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres”. I. C.
El saber que un día estaremos cara a cara delante del Señor debe afectar al creyente en su forma de vivir. Introducción. Hoy quisiera tomar este tiempo para llevarlos al tema que es presentado como nuestra esperanza; La resurrección de entre los muertos.
Para el cristiano, la verdad de la resurrección ha sido su grito de batalla, ha sido lo que le ha mantenido firme pese al tiempo, y aun, en medio del sufrimiento y las pérdidas. Hoy es necesario hablar de esta verdad ya que el cristianismo se está volviendo pragmático y materialista; con la mira puesta en un reino de Dios “aquí y ahora”., con la falsa expectativa que conocer a Jesús significa abrir la puerta a una prosperidad económica.
Hoy muchos que se dicen cristianos están construyendo su fe en cimientos de arena; para los cuales está anunciado desde hace mucho que su ruina será grande. La esperanza de los cristianos de los primeros siglos nunca estuvo en aferrarse a esta vida sino a la esperanza de estar con Cristo lo cual, en palabras del mismo Apóstol Pablo: “Es muchísimo mejor”.
Ts. Quisiera llevarlos a un momento donde Pablo habló acerca de la resurrección, pero no en términos tan teológicos sino más bien personales y prácticos.
En el libro de los Hechos capítulo 24, el Apóstol Pablo, siendo acusado delante de Félix el gobernador Romano, por el Sumo Sacerdote Ananías con algunos ancianos y un cierto orador llamado Tértulo, habla acerca de la verdad de la resurrección, dándole un lugar fundamental dentro de su confesión de fe.
Desde los versículos 2 al 10, para ponernos en contexto, simplemente hablan de acusaciones falsas que le hacen sus perseguidores, las cuales ni siquiera se podían probar. Vs 11 – 13.
Pero fue en este contexto, un contexto de alegato y de defensa, donde Pablo habla acerca de la resurrección. Hechos 24. 14. La resurrección es una doctrina fundamental en el Antiguo Testamento.
El apóstol Pablo lo dejó muy claro en su confesión del verso 14, “creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas”. Nótese que esta expresión es otra forma de describir todo el A.T. (Mt 7. 12). 2 Un ejemplo de cuán importante era este tema se deja claro en Marcos 12. 26 – 27.
Marcos cita a Moisés, en su experiencia registrada en el libro de Éxodo, de cómo se hace énfasis en la realidad de la resurrección. “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”.
El verbo está usado de forma exacta respecto del propósito; declarar que estos hombres, aunque todos en el tiempo de Moisés ya estaban muertos, no era así delante de Dios; aunque ya no estaban en este presente transitorio, si estaban en aquel “presente eterno” con Dios.
Estaban vivos, estaban con Dios, no habían dejado de existir, solo cambiaron de lugar. Resucitar significa en palabras simples volver a la vida después de haber muerto. Esta verdad bíblica pone nuestra vida en la tierra como una experiencia transitoria y no definitiva, y a la muerte la transforma en una simple puerta que nos lleva a encontrarnos con la otra vida, la vida eterna, la cuál es permanente, definitiva.
Esta verdad es parte de los fundamentos de la fe en el Dios de la Biblia. Hechos 24. 15. Interesante es que La resurrección no es una experiencia reservada solo para los creyentes sino también para los incrédulos. Vs. 15. Los justos.
Los justificados por la fe.
Romanos 5. 1 – 2 dice: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios”.
Los injustos.
Los que no fueron justificados por la fe. Mateo 25: 46 dice: “E irán estos al castigo eterno, (los injustos) y los justos a la vida eterna”.
Ambos grupos resucitarán; por lo tanto, la cuestión no es si vas a resucitar, porque todos lo haremos, sino donde vas a resucitar. Escuche lo que dice Lucas 16. 19 – 23: “Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.
Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado.
Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno”. Otra referencia a la resurrección de los injustos está en Apocalipsis 20: 11 – 15. El apóstol Pablo en su defensa ante Félix en Cesarea, declara cómo la verdad de la resurrección afectaba su vida. Hechos 24: 15 – 16.
La verdad de La resurrección llevó a Pablo a Procurar tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y los hombres. La resurrección para Pablo no era solo su esperanza futura sino su regla de medir presente. La resurrección Era la verdad que lo desafiaba a mantener una conciencia limpia delante de Dios y delante de los hombres.
Conciencia: La conciencia funciona como el sistema de advertencia del alma que permite a los seres humanos considerar sus acciones y motivaciones para evaluar con cierta exactitud lo que es malo y lo qué es bueno. (Romanos 2. 14, 15).
Pablo procuraba que su conciencia, sujeta al Espíritu Santo y sometida a la Palabra de Dios, le acusara buen juicio, le brindara buenos resultados, al evaluar su forma de vivir delante del Dios que todo lo sabe y delante de los hombres a quienes servía a través del evangelio.
Mire su declaración en Hechos 23. 1.
Pablo procuraba continuamente actuar delante de Dios con toda buena conciencia. En otras palabras, Pablo procuraba ser agradable a los ojos de Dios bajo cualquier circunstancia.
Creo que Pablo lo expresó bien en el ocaso de su vida. 2 Timoteo 4: 6 – 7: “Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”. Pablo fue un hombre que procuró la piedad y la búsqueda de Dios. ¿Cuál era su motivación?
La resurrección. Amados, hoy tenemos nuestra propia gran nube de testigos, nuestros amados hermanos que ya partieron y están con Cristo; un día estaremos al lado de ellos, animando a otros desde las gradas celestiales y lo único que a ellos les servirá de nosotros en esta tierra será el testimonio de fe que les habremos dejado.
Hebreos 12: 1 – 3. ¿Te has puesto a pensar que será lo que quedará como recuerdo de tu vida una vez que te vayas a la eternidad? ¿Será que tu recuerdo traerá ánimo a otros respecto de seguir viviendo su fe? ¿Será que el testimonio de tu vida hoy, dejará una huella de fe para los que estarán en Cristo mañana? Y hablando del servicio de Pablo: Considere su declaración en 2 corintios 1. 12.
John MacArthur comenta en este punto: Pablo apeló al tribunal más alto, su propia conciencia, para enfrentar las acusaciones innumerables de sus críticos en contra de su carácter e integridad (lo acusaban de servirse a sí mismo, de ser orgulloso e indigno de confianza, así como de ser un predicador voluble, demente, incompetente y rústico).
Pablo, más que nadie, estaba consciente que todas sus obras serían presentadas delante de Dios un día; y que trabajaba, no para agradar a los hombres, sino para agradar a Dios quien lo había llamado y puesto como su servidor en este mundo.
La resurrección no fue para Pablo solo una parte fundamental de su teología también fue una verdad esencial que guió, día a día, su vida de fe.
Conclusión:
Hechos 24. 16. “Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres”. ¿Cuánto pesa esta verdad en nosotros los creyentes?
Eso se refleja en cómo vivimos nuestra relación con Dios y nuestra vida en medio de los hombres. Creo sinceramente que un creyente que no está consciente que la vida que viene después de esta, olvida pronto como debe ser su conducta delante de Dios y delante de los hombres.
Amados, tenemos una esperanza, una vida después de esta que es eterna; esa verdad reservada para nuestro futuro debería afectar profundamente nuestra vida de fe.
Y a los que aún no se han rendido a Cristo, también debes saber que hay resurrección para ti, la cual no será junto a Dios. si no te arrepientes de tus pecados y llega a ti la muerte, cerrarás tus ojos en este mundo y los volverás a abrir en la plena condenación.