Introducción
El Señor describió en la primera parte de su sermón las cualidades del carácter de sus seguidores. El creyente verdadero se mide no por lo que hace sino por lo que es, y es esencialmente una persona dichosa (bienaventurada) en la medida que sintonice con la voluntad de Dios y viva de acuerdo a ella.
Pero esa condición interior debe aflorar al exterior en actos visibles y concretos que serán de influencia en su entorno, por eso el Señor, da ahora una descripción impresionante del comportamiento del cristiano a través de dos poderosas metáforas que revelan el impacto y la influencia que debe ejercer el creyente en la sociedad en que viven, al ser sal y ser luz.
El cristiano no solo es llamado a tener un carácter diferente sino también una conducta que impacte y sea de influencia a quienes le rodean. Cristo dijo “vosotros sois la sal de la tierra y la luz del mundo” esta es la función del creyente en esta sociedad. La cuestión no es si somos o no sal y luz, sino si estamos funcionando como tal. Analicemos algunos aspectos de estas declaraciones del Señor:
- SER SAL ES UN GRAN PRIVILEGIO
“vosotros sois la sal de la tierra”
- Es una realidad ineludible
- “vosotros sois” pl. pres. indic. Jesús no pide voluntarios, hace una afirmación, Dios tiene un plan y un propósito para cada uno de nosotros, debemos ejercer un impacto en el área de influencia donde hemos sido colocados (familia, vecindario, oficina, colegio etc.) al cual no podemos renunciar. Es un gran privilegio y una gran responsabilidad.
- Es una necesidad indispensable el mundo que nos rodea está en su proceso decadente de deterioro, necesita de cristianos que sean sal.
- Esta es una necesidad urgente y un privilegio que solo tu y yo como discípulos de Cristo tenemos. Nuestro papel no es cruzarnos de brazos esperando el bus que nos lleva al cielo, tenemos un privilegio y una misión que cumplir.
- Debemos mostrar una diferencia significativa con la conducta y filosofía de esta sociedad y a la vez ser una alarma para aquellos que nos rodean.
- Debemos ser la sal que preserva y purifica. No podemos conformarnos con ser la dulzura de un amor mal entendido. En nombre de la dulzura, algunos dejan que la corrupción se desarrolle a su lado sin advertirlo ni denunciarlo. Padres dejan que sus hijos y sus familias se deslicen aceptando conductas y conceptos anti-bíblicos y pecaminosos. Por amor de Dios y mandato divino somos la sal que muestra la verdad y el peligro de un infierno que es real. Somos los representantes de Dios en este mundo y nuestra sociedad nos necesita. ¡Que privilegio enorme! ¡que responsabilidad gigantesca!
- SER SAL TIENE UN GRAN PROPÓSITO
La sal siempre fue considerada como algo muy valioso. A los soldados romanos se les pagaba parte de sus sueldos con sal de ahí la palabra salario.
- La Sal Preserva y Purifica
Como antiséptico la sal no se contamina y combate el deterioro. El procedimiento de preservar de su descomposición los alimentos como carnes y pescados con sal es antiquísimo (Ej. Charqui, el Bacalao). Bajo esta condición el creyente está llamado primeramente a no contaminarse con la corrupción de este mundo (1Pe.1:16; 4:2-3) y también a detener por medio de su influencia y el compartir del evangelio la descomposición de la sociedad que nos rodea. Lamentablemente hay creyentes que no solo no están frenando la corrupción a su alrededor al compartir el evangelio y sus convicciones de fe, sino que ellos mismos siendo sal están siendo contaminados ¡que incongruencia irracional! que la sal debiendo detener la corrupción sea ella misma corrompida.
- La Sal Provoca Sed
En lugares donde se trabaja a altas temperaturas ante el riesgo de deshidratación suele administrarse a los trabajadores una dosis de sal que produce sed para provocar la ingesta de agua. Así la vida y testimonio de un creyente satisfecho en su relación con Cristo debe provocar el deseo de saciar su sed en la fuente inagotable que es Cristo (Jn.4:13; 6:35; Ap.22:17)
- La Sal Produce Sabor
La sal es un elemento generador de sabor. La gente que nos rodea vive una vida insípida, frívola y corrupta. Pero pueden percibir un sabor especial en la vida de un creyente genuino. Hay un sabor especial cuando un creyente es honesto, cuando es un padre ama a su esposa y a sus hijos, cuando es una madre educa a sus hijos con valores en el temor de Dios, cuando es un hijo es obediente en su hogar y un ejemplo en el colegio, cuando es un hombre es irreprochable en su trabajo, cuando es un matrimonio conserva su amor a lo largo de los años. Ese es el sabor que debemos dar a nuestras vidas y mostrar a este mundo. ¿qué sabor le estás dando a tu vida, a tu hogar, a tu matrimonio? ¿es algo que otros desearían probar? ¿O es más de lo mismo?
- SER SAL TIENE UN GRAN PELIGRO
“pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.”
- Hay dos explicaciones a esta declaración, una de ellas es que la sal (cloruro de sodio) en sí misma no puede perder su capacidad de salar, pero si puede contaminarse si se mezcla con impurezas y convertirse en inútil y hasta peligroso. El Dr. David Turk ha sugerido que lo que se llamaba comúnmente sal en aquella época era un polvo blanco (probablemente obtenido de las orillas del mar Muerto) que aunque contenía cloruro de sodio, contenía muchas otras cosas más, ya que no había entonces refinerías. Entonces el residuo de este polvo, al perder el cloruro de sodio, aunque tenía el mismo aspecto ya no tenía la capacidad de salar.
- La otra opción es que Jesús estaba hablando de un caso hipotético de que la sal pudiera perder su capacidad de salar, cosa imposible, ¿cómo podría recuperar su capacidad de salar?. En tal caso Jesús estaría enfatizando la diferencia entre la realidad y la apariencia del creyente. El que no tiene la capacidad de salar, aunque tenga la apariencia, nunca fue sal y resulta ser inservible
- LA EXPRESIÓN CLARA DE SER LUZ
“vosotros sois la luz del mundo”
- La realidad increíble “vosotros sois” pl. pres. indic. Jesús no pide voluntarios, hace una afirmación, Dios tiene un plan y un propósito para cada uno de nosotros, debemos iluminar en el lugar donde hemos sido colocados (familia, vecindario, oficina, colegio etc.) al cual no podemos renunciar. Jesús es la luz verdadera que vino a este mundo (1Jn.1:5;Jn.1:9; 8:12; 9:5) pero aquella luz resplandeció en nuestros corazones (2Co.4:6) y ahora somos luz en el Señor (Ef.5:8-12) no somos luz en nosotros mismos sino en razón de nuestra filiación con la luz. Somos como la luna respecto del sol y cuando algo se interpone entre nosotros y el Señor nuestra capacidad de brillar se atenúa. O como la ampolleta respecto de la energía.
- La responsabilidad indispensable es imposible pensar en un mundo sin luz, sin luz no habría vída en el planeta, y muchas veces no hay generación de vida en nuestro entorno simplemente porque no estamos brillando lo suficiente. El mundo está en tinieblas (Fil.2:15; Hch.26:15-18)
- LA EXPECTATIVA COHERENTE SOBRE LA LUZ
“una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder; Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero y alumbra a todos los que están en casa”
- Que Alumbre en la comunidad-Testimonio colectivo
La ciudad sobre un monte no se puede esconder: Esto habla de la ubicación ¿dónde está la iglesia? ¿dónde está tu vida? ¿está en un lugar que puede ser vista? O ¿estamos escondidos?, la idea es que sea imposible pasar por ahí sin verla. Hay veces que esa ciudad está escondida detrás de cerros de hipocresía, indiferencia, inconsecuencia de vida y por eso no puede verse brillar.
- Que Alumbre en el hogar- Testimonio individual
De la enseñanza de la luz en la montaña para a la luz en la casa.
- El Propósito de encender una luz es que alumbre. El almud era una medida de granos hecha de madera en forma de cubo. Y el Señor lleva a la reflexión de la inconsecuencia de encender una luz para ocultarla.
- El Problema es que la luz está encendida pero oculta ¿cuál es el almud en tu vida que impide que la luz de Cristo brille a través de ti? La indiferencia, la inconsecuencia, la insatisfacción, el pecado (ej. la ampolleta sucia). Por el contrario es necesario poner la luz sobre un pedestal para que alumbre a todos los que están en casa. En la intimidad del hogar se hace más evidente la realidad de tu vida y conducta. Algunos pretenden brillar en el mundo pero ni un brillo en sus casas.
El Proceso la luz se enciende y luego alumbra
- LA EXHORTACIÓN CONTUNDENTE DE SER LUZ
“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”
- El Mandato, es que siendo discípulos de Cristo cumplan con su función de alumbrar, delante de los hombres que están en tinieblas, mostrando la realidad de las tinieblas, la razón de las tinieblas y la respuesta a las tinieblas que hay en sus vidas. Esto no es una opción para el creyente sino obligación y un mandato.
- El Método, que debe usar para alumbrar son sus buenas obras, su conducta, su forma de vida es un testimonio de la luz. No somos salvos por obras sino para buenas obras (Ef.2:8-10). Si tu forma de vida no está alumbrando existe uno de dos problemas o no estás en comunión con Cristo (1Jn.1:6-7) o bien la luz de Cristo no ha resplandecido en tu corazón para salvación todavía (Jn.8:12)
- La Meta, no es que el mundo te alabe al ver tu hermoso brillo, no es tu propia gloria sino que el brillo de tu vida en este mundo debe llevar gloria a aquel que es la fuente de tu luz, tu Padre celestial (Ef.1:6,12,14; Jn.15:8; Fil.1:10-11; ). Todo lo que hacemos debe ser hecho para la gloria de Dios (1Co. 10:31; 1Pe.2:12). La meta de tu vida no es que digan que gran hombre eres sino que digan que GRANDE ES EL DIOS DE ESTE HOMBRE! Lamentablemente la conducta de algunos que dicen ser creyentes no engrandece en nombre de Dios sino que lo empequeñece y aún lo ensucia ante los ojos de otros.
CONCLUSIÓN:
El Señor Jesús deja claramente establecido en su sermón que espera de sus seguidores un carácter radicalmente diferente al de quienes no le conocen. No se trata únicamente de una transformación interna, sino de una conducta visible que impacte positivamente al mundo que les rodea. Ser sal y luz no es una opción, sino una responsabilidad intransferible para todo creyente.
Como sal de la tierra, hemos sido llamados a preservar, provocar sed espiritual y dar sabor en medio de una sociedad moralmente corrompida. Esta metáfora nos recuerda tanto el privilegio como el propósito de nuestra presencia en el mundo, pero también nos advierte del peligro real de perder nuestra eficacia si no vivimos conforme a nuestra identidad en Cristo.
Y como luz del mundo, debemos colocarnos en el lugar adecuado para proyectar la luz de Cristo. El llamado de Jesús —»así alumbre vuestra luz delante de los hombres»— es una exhortación contundente que revela la expectativa coherente que Dios tiene de sus hijos: que nuestras buenas obras glorifiquen al Padre celestial.
En resumen, el creyente bienaventurado es aquel que, reflejando el carácter de Cristo, vive de manera pura e influyente, cumpliendo con su función de transformar el entorno para la gloria de Dios.