Jesús y La Ley | Mateo 5:17-20 | Pastor Rodrigo Cisternas

Introducción

Vs 17.

En el sermón del monte el Señor Jesús aclara cuál es su relación con la ley de Dios. Él dijo claramente: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar sino para cumplir”. Jesús desafiaba a quienes ponían por sobre la ley de Dios, mandamientos de hombres, pero respecto de las Escrituras del Antiguo Testamento, su postura fue muy clara, no he venido para abrogar (anular, invalidar) sino para cumplir.

Como bien lo dijo el Señor Jesús, no debemos pensar que sus enseñanzas, en los versículos siguientes, buscaba alterar, abrogar o reemplazar la moral contenida en la ley del A.T.

Jesús no estaba dando una nueva ley ni estaba tampoco modificando la antigua. Él simplemente explicará el verdadero significado de la moral contenida en la ley de Moisés y el resto del A.T.

La ley y los profetas. Es un término que se usa para señalar a todo el A.T. Jesús en esta sección señala que su enfoque será resaltar el escrito Bíblico y no las enseñanzas de los rabinos.

La costumbre en Israel fue considerar los escritos de sus maestros, rabinos, y de ellos discutir; Jesús ignora todo ello para considerar la antigua pregunta ¿Qué dice Dios, que dice la Biblia?

No he venido para abrogar sino para cumplir. Aquí la palabra cumplir se usa en el mismo sentido en el que la profecía es cumplida.

Jesús estaba indicando que él era el cumplimiento de la ley en todos los sentidos. Jesús.

  • Él cumplió la ley moral al mantenerse perfecto.
  • El cumplió la ley ceremonial al ser la encarnación de todo lo que los tipos y símbolos de la ley puntualizaron.
  • Él Cumplió también la ley judicial personificando la justicia perfecta de Dios. Mateo 12: 18, 20.

La ley de Dios ha sido escrita para cumplirla; para vivir en obediencia a ella. Eso pensaba Jesús acerca de la ley; su entendimiento es que la ley fue escrita por Dios y esta se debe obedecer.

Vs 18.

De cierto os digo. Esta es una expresión usada por Jesús que hace énfasis en la certeza de sus palabras. Transmite seguridad en las palabras que declara.

Hasta que pasen el cielo y la tierra. Esto nos habla de la permanencia de la verdad de Dios escrita. En otro pasaje Jesús dice: “el cielo y la tierra pasarán pero mi palabra no pasará”. Todas las cosas en este mundo podrían acabar, aun así la Palabra de Dios permanecerá.

Ni una jota ni una tilde pasará de la ley. No hay ningún detalle que Dios haya dejado escrito que no tendrá su cumplimiento. La jota era la letra más pequeña del alfabeto hebreo y la tilde era una diminuta extensión de una letra hebrea. Con esto, Jesús enfatiza la absoluta infalibilidad y completa autoridad del Antiguo Testamento como Palabra de Dios.

“Esto sugiere que el Nuevo Testamento no debe ser visto como un reemplazo o anulación de la ley, sino como cumplimiento y explicación de este”. (John MacArthur, BEM, pág. 1256).

Por ejemplo. Colosenses 2: 16, 17.

Nótese que el pasaje nos enseña que todos los requisitos ceremoniales de la ley Mosaica se cumplieron en Cristo, de modo que ya no es necesario que estos sean observados por los cristianos.

No hay nada en la Palabra de Dios que quedará sin cumplimiento, por lo tanto, nada de ella es de ignorar, nada de ella es de menospreciar.

Esto es una llamado de atención a nuestra forma de considerar las Escrituras. La tendencia de quienes creemos en la Biblia es tomar aquellos pasajes o libros que más nos gustan pero a dejar de lado aquello que nos cuesta entender.

Amado hermano:

“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad”. 2 Timoteo 2: 15.

Amado Hermano:

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. 2 Timoteo 3: 16 – 17.

No debemos ser selectivos cuando de leer y estudiar las Escrituras se trata. Debemos tomar todo el consejo de Dios y de forma dedicada leer todo lo que en ella ha sido escrito.

Vs 19.

De manera que. Esta expresión nos está llevando a una conclusión en base al argumento antes dicho.

Cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos.

Me gusta el comentario de John MacArthur en este punto. Él dice que: “La consecuencia de practicar o enseñar desobediencia de cualquier parte de la Palabra de Dios es ser llamado muy pequeño en el reino de los cielos. La determinación de rango en el reino de los cielos es la prerrogativa de Dios en su totalidad. Vea conmigo Mateo 20: 23.

En otras palabras, la posición que recibamos en el reino de los cielos depende del criterio absoluto del Padre celestial.

Jesús declara que el Padre tendrá en el menor grado de estima a aquellos que tienen su palabra en el menor grado de estima. No hay impunidad para creyentes que desobedecen, desacreditan o menosprecian la ley de Dios”. (término de la cita)

Esto es como el mensaje que Dios envió a Elí por medio de Samuel: “Yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco”. 1 Samuel 2: 30b.

A pesar de ser considerado muy pequeño por Dios en el reino de los cielos, esto no significa que no tenga, por la gracia de Dios, el regalo de la vida eterna. Nótese que Jesús, a pesar de esta descripción, no está poniendo en tela de juicio el acceso de aquel individuo al reino celestial.

Mas cualquiera que los haga y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos. A diferencia de lo recién mencionado, a todos aquellos que considerando los mandatos, aún los más pequeños, serán considerados grandes en el reino de los cielos.

En resumen. Quien quiere vivir el evangelio a su manera, dándose licencias en su maldad o quebrantando la Palabra de Dios, y a la vez se las da de maestro, será considerado muy pequeño en el reino de Dios. Por el contrario, quien vive de acuerdo con la Palabra y así enseña, será considerado por Dios grande en su reino celestial.

Note las expresiones: quebrante y enseñe; haga y enseñe. La motivación de este contraste es que los oyentes de este sermón respeten la ley de Dios tanto en la observación como o práctica como en la enseñanza. Un ejemplo de este equilibrio. Esdras 7. 10.

(No se usted, pero yo no sé si mi motivación personal es llegar a ser considerado grande, pero definitivamente lo que me preocupa más hoy es llegar a ser considerado por Dios mismo pequeño. Si no me llaman grande no me quita el sueño pero si el costo de eso es ser llamado pequeño, prefiero ser grande. Esta moneda solo tiene dos caras).

Quizás más de alguno de ustedes se estará preguntando: ¿Cuáles serán estos aspectos pequeños, estas jotas y estas tildes de las cuales Dios espera que las cumplamos?

La respuesta es simple. Serán todos los sermones que veremos en el resto del sermón del monte. Jesús está preparando el escenario, nuestros corazones para cuando él lance la semilla esta caiga en buena tierra.

Vs. 20.

Los Escribas y Fariseos en la época de Jesús tuvieron por costumbre hacer énfasis en la práctica externa del mandato; pero pasaban por alto tratar lo que pasaba por el corazón.

Como bien dice John MacArthur: “el fariseísmo tendía a ablandar las demandas de la ley al hacer énfasis solamente en la obediencia externa” (BEM, pág. 1256).

Amados, si solo nos preocupa no caer en un pecado externo, si nuestro tema mayor es no “manchar” nuestra hoja de vida, pero pasamos por alto lo que en verdad está ocurriendo en nuestro corazón, tenemos la misma justicia que un fariseo.

Cuidar las apariencias pero no confrontar el corazón es igual que procurar una justicia externa y terminar siendo igual a aquellos religiosos de la época de Jesús.

La justicia que Jesús espera de sus hijos debe ser mayor a aquella demostrada por Escribas y Fariseos. Es decir, ir más allá de cuestiones externas, es que el mandamiento traspase más que la conducta, que traspase el corazón.

¿Cuál es la sentencia para quienes viven es tipo de justicia?

Jesús dijo que personas que viven este tipo de justicia, una justicia aparente, externa pero no interna: “no entrarán en el reino de los cielos”.

Creo que después de escuchar esta introducción de Jesús acerca de la ley, las personas quieren saber claramente que es cumplir con la ley de Dios. Ahora creo que Jesús tiene la atención de todos sus oyentes.

Les habló de temas de la eternidad. Ser llamados pequeños o grandes y que si su justicia no era mayor a la de los Escribas y Fariseos no entrarán en el reino de los cielos.

Para todos aquellos que estos temas eternos le interesan sin duda se quedarán escuchando lo que sigue de este interesante sermón.

De alguna forma el poder entender lo que sigue traerá a ellos más luz acerca su condición espiritual.

De esta forma Jesús se abre camino a explicar el verdadero sentido de los mandamientos de Dios.

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