Introducción
El Señor Jesús, terminando su sermón del monte, hace un llamado a sus oyentes; los desafía a tomar una decisión, decisión que, a sus ojos, cambia el rumbo de su vida presente y el destino eterno de ella. El Señor hace este llamado:
- Mirándolo de forma positiva. Vs 24 – 25.
- Mirándolo de forma negativa. Vs 26 – 27.
- Mirándolo de forma seria. Vs 28 – 29.
TS: Jesús, sin ambigüedades, hace el llamado, primero presentándolo:
De forma positiva. Vs. 24 – 25.
Cualquiera pues. En otras palabras “todo aquel”. Este es un llamado abierto, no ha dejado afuera a nadie; el que quiera, el que entienda, el que desee. No hay exclusividades en este llamado, todos pueden ser parte.
Nótese que esta palabra fue usada también en la otra vereda. Vs. 26.
Usted decide, pero si decides mal, no digas que el Señor te dejó fuera, porque él está invitando a quien quiera.
Por decirlo en otra manera; si escuchaste el sermón, puedes ahora decidir qué vas a hacer con él.
Amados, la responsabilidad acerca de este llamado recaerá en cada persona, ya sea para ser considerado el hombre prudente o ser considerado el hombre necio de esta historia.
Que me oye estas palabras y las hace. Esto es muy similar a lo que Jesús presentó cuando explicó la parábola del sembrador. Marcos 4: 14 – 20.
Vs 20 «Y estos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno».
El Señor no se conforma con el simple acto de oír, ya que la fe sin obras es muerta.
Santiago 1: 22: «Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos».
Santiago 2. 17: «Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma».
Un hombre prudente; un verdadero creyente, en la opinión del Señor, es aquel que al escuchar sus enseñanzas, buscará practicarlas. Esto es fe verdadera, fe de buena calidad.
Le compararé. Esto habla de la opinión que el Señor tiene de todos aquellos que oyen y hacen lo que él ha pedido.
El comparar es poner dos elementos y considerarlos iguales; esto, pensando que es la opinión del Señor, debe ser tomado muy enserio. Es su criterio pesando nuestra conducta.
Un hombre prudente. Este término se menciona mucho en el libro de Proverbios. El hombre prudente es el hombre que teme a Dios, que se sujeta al buen consejo; al consejo que viene de lo alto, que toma de la sabiduría de Dios y la aplica a su realidad (Proverbios 1: 1 – 7). Su prudencia viene del temor que tiene a Dios.
Edificó su casa sobre la roca. Aquí la casa es el equivalente a su vida, y en este caso su vida espiritual, de dónde se afirman todos los demás aspectos de nuestra vida. Todo el sermón del monte giró en torno a nuestra relación con Dios, la cual incluye nuestra relación con nuestro prójimo; de fondo, la casa es nuestra vida espiritual o nuestra vida de fe.
La roca aquí son las enseñanzas que vienen de la persona del Señor Jesús. Es decir que el hombre prudente es aquel que, por el temor a Dios, afirma su vida espiritual, no en su forma de ver o hacer las cosas, sino en la obediencia a las palabras de nuestro Señor Jesucristo.
Amados, «la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo» Rom. 10: 17, LBLA.
La expresión más nítida de la palabra de Dios es el mismo Señor Jesucristo, quien es la roca de nuestra salvación; Él es el camino, y la verdad, y la vida. Juan 14: 6ª.
Así que, quien se sujeta a Cristo y a sus enseñanzas es un hombre prudente que ha construido su vida de fe sobre sobre la roca.
¿Cuál es el efecto/resultado de aquella decisión? Vs 25.
Que en medio de las tormentas, su fe no faltará, no renunciará; no porque las pruebas hayan sido fáciles, sino porque la roca es lo suficientemente fuerte para sostenerlo.
Nótese que no se trata del tamaño de la casa sino del fundamento que esta tenga; si la casa está en la roca, nuestra vida de fe se mantendrá firme a pesar de lo duro que puedan ser las pruebas.
Cuando nuestra fe está puesta en Cristo y su palabra, podemos estar confiados que, a pesar de todo lo que nos toque enfrentar, Él estará con nosotros y nosotros con él y esto por la eternidad. Romanos 8: 35 – 39.
TS: Ahora el Señor tratará el mismo caso pero de forma inversa; reforzará su llamado mirándolo ahora:
De forma negativa. Vs. 26 – 27.
«PERO». Esta pequeña palabra en las Escrituras es muy importante, otra forma de decirlo “al contrario”; una realidad totalmente opuesta, cambio brusco de escena.
Cualquiera que me oye estas palabras y no las hace. Así como en el Señor Jesús le esperan bendiciones eternas y celestiales al individuo que oye y hace su palabra, así también cadenas de condenación y castigo llegan a aquel que, teniendo la oportunidad de escuchar, desestima las enseñanzas del Señor.
“Todo oyente, después de oír el sermón, debe responder al Señor por su siguiente actitud”.
Le compararé a un hombre insensato. No hay ambigüedades en las palabras del Señor, acerca de lo que piensa de aquella persona que escucha su palabra pero no la toma enserio.
Insensato: Sin sensatez, necio. Esta es una descripción proverbial para referirse a uno que teniendo una gran oportunidad la deja pasar, la desecha.
No es sabio ignorar las palabras del Señor, no es inteligente desafiar al Señor.
Edificó su casa en la arena. Este tipo de personas coloca su casa en la arena; pone su vida espiritual en un fundamento que se mueve, que cede, que no es seguro, que pierde su firmeza, que no le ofrece estabilidad.
¿Cuál fue el efecto/resultado de esta decisión? Vs 27.
Al igual que el hombre prudente (el creyente) estos también pasarán por momentos de prueba y aflicción. La diferencia estará en el resultado.
Los prudentes (aquellos que han puesto su fe en Cristo) permanecerán de pie, a pesar de todo. Pero los necios, los que levantaron su casa fuera de la roca; al atravesar por estos tiempos de tormenta, sucumbirán, caerán, su fe se irá por la corriente de los problemas y se perderá todo.
“Sujetarse a Cristo, no solo es lo correcto, también es necesario” amado, si no te aferras a la roca las pruebas de la vida tienen tal fuerza que pueden arrasar todo lo que consideres fe hasta dejarte en la misma ruina”.
Amados hermanos, toda religión donde Cristo no es el fundamento está en una completa inestabilidad; en palabras más claras, si Cristo Jesús no es el fundamento de tu religión, aquella religión es una trampa mortal donde todos aquellos que estén dentro de esa casa serán aplastados y lo perderán todo.
TS: Y lo último es que el Señor hace este llamado:
Mirándolo de forma seria. Vs 28 – 29.
«Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina»
El Interlineal griego tiene una impresión que comparto absolutamente acerca de este pasaje. Dice: “Nótese la finísima observación de Mateo: Sólo cuando Jesús acabó de hablar, se relajó la tensión de los oyentes y sobrevino el asombro intenso”.
Las palabras del Señor fueron dichas de tal forma, con tal fuerza, que inevitablemente produjeron un eco profundo en los oídos de las personas. Este sermón fue expresado con tanta autoridad, que fue inevitable concluir que estas palabras no eran palabras comunes, sino palabra de Dios.
«Porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los Escribas»
Los Escribas citaban a otros para establecer la autoridad de sus enseñanzas, sin embargo Jesús, no necesitaba citar los enunciados o declaraciones de nadie, él es toda autoridad, Él es la Palabra viva; es el verbo hecho carne, es la palabra de Dios encarnada. Por lo tanto, todo lo que ha dicho debe ser considerado de suma importancia ya que de esto depende la salvación de los hombres o la perdición eterna en el infierno.
El Señor, en su oficio de profeta, dejó su mensaje, esperando ver del pueblo una reacción hacia Dios. Su mensaje es de autoridad, sus palabras son serias.
Conclusión.
En el sermón del Señor Jesucristo no hay ambigüedades; él busca dar el diagnóstico claro a fin de que todo oyente pueda reaccionar y salvarse de la inminente condenación que llegará a todo aquel que se aferra a una vida religiosa pero fuera de la obediencia al Señor y su Palabra.
Cada persona que sigue una religión fuera de la Palabra, y fuera del eje central que es Jesucristo, está condenado. Para quienes están en esa condición deben arrepentirse; no creer que puedes salvarte por tus propias manos; debes reconocer a Cristo como el único Señor y Salvador y solo de esa manera Jesús te podrá salvar. De caso contrario tu ruina está garantizada.
¿Qué opinión crees que tiene el Señor de ti?
Pensando en esta historia ¿Serás el hombre prudente o serás el hombre necio?
Y por favor, no te enfoques en el hecho de quedar mal, sino en el hecho de no tener acceso al cielo; aquí la vergüenza de ser considerado un necio no supera el hecho de estar condenado por la eternidad.





